eo en un medio de comunicación local un titular que dice tal que así: Inversiones inmobiliarias, al alza y al alcance de cualquiera. Vivimos en una sociedad apestosa. Llevamos sin salir de una crisis seria desde hace casi 15 años, una crisis que ha precarizado salarios hasta niveles inauditos hace 20 o 30 años, que lleva a que las viviendas ahora se compren -si te las venden- a 40 o 50 años, pero seguimos comprando vivienda quien puede para hacer de ellas una inversión, como buenos ciudadanos, con todos los gobiernos habidos y por haber mirando para otro lado y decenas de miles de personas sin poder afrontar un alquiler en el mercado libre porque la oferta es escasa y carísima y sin poder ni soñar que les den una hipoteca con los contratos que se estilan por ahí. ¿Sabemos realmente el número de personas que en esta comunidad viven en habitaciones, somos conscientes de que la vivienda es el problema número 1 que afrontar para que las personas tengan una vida algo más digna? Mientras, paseas por los escaparates de las inmobiliarias, y los precios que te saltan a la cara son directamente precios ante los cuales los ojos te hacen chiribitas, pero que son precios que, efectivamente, pueden ser asumibles para personas de economía saneada, entidades bancarias, empresas o fondos de inversión. No para el 75% de la sociedad. A día de hoy, ningún gobierno le mete mano a esto, a la imposibilidad legal de acumular bienes inmuebles para obtener rendimiento de ellos, una práctica que no hace sino encarecer precios, reducir el mercado y, en resumen, convertir la búsqueda de vivienda en una mezcla entre imposible, frustrante e indignante. Porque es indignante que se siga jugando así con algo tan básico, por mucho que en paralelo se trabaje con vivienda de protección oficial o social, ya sea en propiedad o en alquiler. Hay que hacer más. Hay que frenar la especulación.