e intriga, me inquieta, me da miedo ver cómo funciona en ocasiones la Justicia.

Una mujer pamplonesa de mediana edad, madre de dos hijas adolescentes, se vio envuelta el pasado 8 de marzo en un altercado con la policía. Acudió al mediodía a la protesta que se estaba haciendo delante del Parlamento con motivo del Día Internacional de la Mujer. Iba a estar sólo un momentico antes de coger la villavesa para ir a trabajar. Hizo alguna foto con el móvil y de pronto vio que agentes de la Policía Foral cargaban contra las personas allí reunidas. En el torbellino, de pronto, uno la coge por la cintura al tiempo que se le enreda la pancarta en los pies y cae al suelo llevándosela a ella consigo. Uno encima del otro, en una caída como esas cuando te tropiezas sin querer o te empujan y de repente das con tus huesos en la acera. Esto es lo que se aprecia, por lo menos, en las imágenes que grabó Navarra Televisión y que miro y remiro una y otra vez en bucle.

Esta que os he contado es la versión de la implicada, Ainhoa Larumbe, y la que parece evidente. La versión oficial es que al atacar a un agente dándole una patada, cayeron los dos al suelo. Por eso se la llevaron detenida a la comisaría de Beloso y por eso la fiscalía pide para ella 15 meses de cárcel. Y además este martes su abogada le ha comunicado que el TSJN ha desestimado su recurso.

Todo esto da mucho miedo porque parece que los jueces, los abogados y los fiscales a veces viven en un mundo paralelo y que no ven las cosas como el resto de los mortales. A mí me inquieta porque esa pamplonesa de mediana edad, madre de dos hijas adolescentes, que se acercó a la concentración un momentico antes de coger la villavesa para ir a trabajar podría haber sido yo misma.