odo punto de vista es posicionado, o sea, cada cual ve el mundo con sus gafas. Y algunos más que otros. Tras torear en Coruña los forofos rogaron a Rafael El Gallo que se quedara a cenar. Le dijeron que Sevilla, donde vivía, estaba lejos y que tardaría en visitar de nuevo Galicia. El matador capeó con arte la oferta: "Sevilla está donde tiene que estar, lo que está lejos es esto". Para la Dirección General de Tráfico, y para los medios que se han hecho eco literal de sus recomendaciones, lo que está lejos es el norte, y el kilómetro cero está donde tiene que estar. Sin duda gastan lentes de tuerto.

En previsión del temporal, la DGT pidió "a los ciudadanos que estén disfrutando del puente en el norte de España que adelanten el regreso a sus lugares de origen". Según parece, los aldeanos septentrionales que estaban disfrutando del puente en el centro de España no regresaban a sus lugares de origen por las mismas carreteras por las que circulaban esos alertados compatriotas. Quien volvía a la capital tras asilvestrarse en el extrarradio corría riesgo de congelación en Lerma o Belorado. Quien volvía a la periferia tras culturizarse con El rey león, ningún problema. "Las precipitaciones en forma de nieve que podrían dificultar la circulación" no iban con él. No es que no lloviera a gusto de todos, es que ni siquiera llovía para todos.

Yo, en Madrid, eché un ojo al mapa, recordé Barrio Sésamo -arriba, abajo- y apuntaló Chenoa mis cavilaciones: cuando tú vas, yo vengo de allí. Así que hice mías las advertencias ajenas, apresuré el retorno y en Somosierra comprobé el acierto de la decisión: la granizada era igualita en ambos sentidos.