la sala de maquillaje de los políticos tiene un producto infalible para la desaparición de manchas por imprevisión e incompetencia. La fórmula magistral se conoce como “moratoria”. De alto consumo. Con desparpajo. En Pamplona se ha utilizado con la hospedería y la hostelería, por quejas vecinales. En Navarra se va a aplicar a las salas de apuestas, de juegos y bingos, a instancias de un Parlamento tardíamente alarmado. Suspensión durante seis meses de la concesión de autorizaciones para nuevos establecimientos. Política necia. El defecto es común. La buena política institucional debería estar orientada a la anticipación en aparición y abordaje de problemas. Actitud preventiva. Una de las tareas políticas fundamentales. Un aluvión de documentados y rigurosos estudios internacionales advierte de corrientes, tendencias y comportamientos nocivos para la salud comunitaria. En hábitos de consumo, de juego y de negocio inmobiliario. Moratoria. Cuidados paliativos. Diques de contención cuando el desbordamiento se ha producido o es inminente. La moratoria suele concluir, además, en ajustes administrativos contemporizadores con el objetivo pretendido por el negocio. Según la información oficial de Palacio, la moratoria se adopta “ante la creciente preocupación social que está generando la expansión del sector del juego en Navarra, y sus nuevas modalidades”. ¿Estaban ciegos y no lo veían? Y acepta la tensión entre libertad de empresa y salud pública: “El Ejecutivo se encuentra inmerso en un estudio general del sector, con la finalidad de llegar a la adopción de medidas generales que velen por el equilibrio de los intereses de las partes, dentro de un marco de libertad de empresa y la protección de los derechos relacionados con la salud pública”. ¿Acaso hay dudas sobre la prevalencia de intereses? Propósito: “Prevención de la ludopatía y protección de menores y colectivos vulnerables”. ¿Y quién nos protege de la ineptitud política?