caba de estrenarse Ecos de una pandemia, homenaje del Gobierno de Navarra a sus sanitarios, sociosanitarios y a las víctimas de la covid-19; un documental que todos debiéramos ver, especialmente los desmemoriados, rebeldes sin causa, flipados de las conspiraciones y egoistones en general. De nuevo he recordado cuando el virus nos parecía cosa de la lejana China y de la noche a la mañana la calle se quedó tan silenciosa que esperábamos impacientes la música de algún vecino virtuoso, cuando a los cuidadores les sorprendió inermes la enfermedad de muchos de sus residentes y los sanitarios sintieron el caos y la impotencia frente a la muerte que entraba a empujones en los hospitales. El reportaje da voz a los hijos que pudieron despedir a sus padres sabiendo que no volverían a verlos y cuyo deseo, expresado entre lágrimas, es que lo último que sintieran en vida fuera su cariño y estremece el agradecimiento infinito de un paciente que nunca olvidará las caricias de sus enfermeras mientras la tos le impedía respirar. Hablando de documentales, voy a tomar de otro, La vida después, las palabras del antropólogo Juan Luis Arzuaga sobre esta pandemia: "no se trata de escarmentar, el escarmiento es considerar al ser humano como un menor de edad, sino de ser adultos como especie".