En tiempos convulsos de guerra, terror y miedo, redes de mujeres se organizaron para desde distintos frentes, principalmente los de la solidaridad y el espionaje, hacer frente a la situación y contribuir al derrocamiento de la imposición y a propiciar fortaleza y cierto bienestar a las personas perseguidas. La Red Álava, que ahora se exhibe en Condestable, la red de mujeres que subía a San Cristóbal (Amaia Kowasch lo relata muy bien en el libro Tejiendo Redes), la lección educativa y luchadora de las hermanas Úriz Pí (Pioneras de Manuel Martorell), la pelea personal de miles de mujeres, como Ana Mª Pérez del Campo, son algunos ejemplos. Ellas fueron fuertes y ejemplares, se concienciaron del problema y se armaron de valor frente al fascismo, al franquismo y a la desigualdad.

Hoy también son tiempos convulsos, de terror y miedo, pero frente al machismo y a las imposiciones. Hoy como ayer es momento de reforzar redes, de armar de valor a las perseguidas y de pelear frente a quienes atacan. Es tiempo de apuntalar la igualdad entre hombres y mujeres y juntos/as hacer tambalear esos cimientos que sostienen un sistema capaz de no condenar lo condenable. Es hora de modernizar códigos, fiscalías y judicaturas; es hora de educar en valores; es hora de reforzar recursos; es hora de mantener redes de ayuda para ellas, las valientes, y de contribuir al derrocamiento de esta imposición.