Una vez dije en el periódico que me gustan las pelis de ciencia ficción, pero para adultos, y un joven compañero me miró como si estuviera hablando de Rabocop o La Guarra de las Galaxias.

Mi error fue no decir “para mayores”, que al parecer es como se llama ese cine -me temo que cada vez más escaso- no ideado para adolescentes (y, casi siempre, para los de EEUU, reprimidos sexuales, psicópatas de la violencia y sin más meta que triunfar, en lo que sea, porque quien no triunfa es un fracasado).

En EEUU, productor número uno y creador de tendencias, cada vez lo tienen más claro: cine para jóvenes, para hacer más caja y vender más palomitas. Y no digo que sea mala idea? hasta que descubres qué es lo que entienden como gustos de los jóvenes: ¿para qué gastar en guionistas si lo que hace falta son efectos especiales? ¿Para qué adaptar buenas novelas si el éxito está asegurado con filones como Star Wars o los superhéroes? (es ya un género propio, y de las mil que han hecho se salva un cuarto de hora de una de ellas. Es el único género que conozco en el que las parodias son mejores que las originales) ¿Y para qué hablar de los problemas reales de la juventud, si la industria del cine sabe que el único que tienen los niños es que su padre no va a verles jugar a béisbol, y que a las adolescentes solo les preocupa el acompañante y el vestido para el baile de fin de curso?

Llamar Apta para todos los públicos a una película que no puede gustarle a un adulto debería ser castigado como publicidad engañosa. Cuando me tragaba con mis hijos (qué remedio) todas las de Walt Disney, descubrí con agrado que algunas sí que lo eran, con El libro de la selva a la cabeza, y lo mismo me fue pasando después con Shrek (la primera, eh, no las torpes secuelas), Toy Story, etcétera. Si sus hijos son ahora pequeños, seguro que pueden añadir a esta lista varias buenas películas más recientes.

Lo cual demuestra, creo yo, que el buen cine para niños o adolescentes sí que es para todos los públicos, mientras que el mal cine para esas edades es solo eso, mal cine. Y si es malo, poco se pierde si no lo vemos ni los jóvenes ni los adultos. Perdón, los mayores.