“Es muy cómodo que te lo den todo hecho y ya me lo resolverán. Solo hace falta interés y ganas de trabajar”. Era el tirón de orejas que daba el alcalde de Eslava a los jóvenes de su localidad en el reportaje de ayer sobre falta de vocaciones para ocupar cargos públicos. Los partidos políticos ni se pelean por ello porque en los pequeños se manejan, cuando las hay, listas independientes. Ahí no hacen campaña. Los concejos de menos de 50 habitantes son los que lo tienen más crudo porque si acumulan cuatro convocatorias sin presentar listas el Gobierno puede extinguirlos de un plumazo. Y no está la cosa como para mirar hacia otro lado. Los minigobiernos de los pueblos se la juegan con problemas como la despoblación o el desequilibrio territorial que afecta al reparto de servicios. Alcaldes y vocales de concejos sin sueldo, que se reúnen con los departamentos del Gobierno para hablar de asfaltado, que firman resoluciones para dar permisos de obra o pedir cableado en el pueblo para que sus vecinos tengan por fin internet. En la mayoría de los casos por amor al arte, sin ver un euro. Precisamente ahora que Navarra Suma en el Ayuntamiento de Pamplona pretende elevar las dietas para subir por la puerta de atrás los sueldos de cargos de libre designación la comparación resulta odiosa, sobre todo teniendo en cuenta los equipazos técnicos que respaldan a estos directivos. Cada sesión del consejo de Comiruña (la última duró 40 minutos) costará a la ciudadanía más de 1.800 euros extra para pagar a los cargos de Navarra Suma. Que se lo digan a los alcaldes de Burutain, Luzaide, Eslava o Bargota, que por conocer las cuentas de los tres mercados municipales cobrarían 360 euros. Y a los y las fruteras, carniceros y panaderos de los mercados que pelean a diario por mantener producto de calidad sin que se les escape el cliente al supermercado de al lado. Ayuntamientos donde, por otro lado, un concejal delegado con dedicación exclusiva cobra 53.114,59 ? y el no delegado con dedicación exclusiva: 39.726,23 ?. Y donde el resto de ediles cobra 218,57 euros por sesión. En Pamplona siempre habrá repuestos, ¿no creen?