18.00 horas. Es la hora en la que fui citada el pasado miércoles por los comerciantes de Rochapea y otros colectivos del barrio que quieren que el Ayuntamiento de Pamplona les escuche antes de que se ponga en marcha el nuevo modelo de estacionamiento regulado: zona naranja y zona azul, un proyecto ideado por cierto en el anterior mandato municipal. Suerte que salí con tiempo porque me costó más de media hora aparcar. Encontrar un aparcamiento en el que es hoy el mayor barrio de ciudad es misión imposible y nadie duda de la necesidad de ordenar el barrio para evitar principalmente el efecto frontera con el Casco Viejo. La solución es mejorable según señalan los propios vecinos, comerciantes, jubilados o apymas que proponen más plazas verdes y de color rojo que, en definitiva, sirven también (las rojas) para garantizar la ocupación de los propios residentes, facilitar el acceso de clientes al comercio, y evitar disfunciones como la que podría producirse los fines de semana ante la avalancha de vehículos que se acercan al centro de la ciudad y que luego suben por el ascensor de Descalzos. Señalan otro problema a futuro y que tiene que ver con el traslado de vehículos a la zona norte del barrio que quedará sin regulación. Un barrio por otro lado sin aparcamientos públicos y más de un 40% de viviendas sin garaje. La solución no parece sencilla pero lo triste es saber que este barrio no se siente escuchado. Edificar es fácil, garantizar los servicios es una responsabilidad. Comparan su caso con el de Pío XII o del Ensanche donde el equipo de gobierno se ha adaptado a las demandas de los comerciantes y vecinos a la hora de elegir los colores que se pintan en el suelo. Y ellos mismos se preguntan. ¿Por qué a unos a sí y a otros no? ¿Por qué el Ayuntamiento no quiere sentarse a hablar con los colectivos de Rochapea y conocer sus problemas para buscar una solución que beneficie al barrio y al conjunto de la ciudad? La respuesta está clara. Hay barrios que se cuidan y otros que no. No hay más que darse una vuelta por Etxabakoitz, por determinadas zonas de Milagrosa y Txantrea o San Jorge. No hay más que ver cómo proyectos de mejora viaria como la amabilización de las calles María Auxiliadora o Doctor Juaristi, o la reurbanización de Urdanoz, promovidos en la anterior legislatura, se retoman ahora porque es lo mínimo que se puede hacer para dignificar muchos de los espacios olvidados. A lo mejor para no tener que entrar en proyectos de más calado y de regeneración social. Porque no quiero pensar que cada gobierno piensa en los barrios que les han votado y así les premia o castiga...