casi de forma simultánea, hemos conocido la concesión de la segunda estrella Michelín a El Molino de Urdániz de David Yárnoz y el resultado del sondeo que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hizo para las elecciones andaluzas. Como era de esperar, el cocinero de la desatinada encuesta, el socialista José Félix Tezanos, no figuraba entre los nominados en la gala gastronómica celebrada en Lisboa aunque sí sigue en nómina. Concretamente desde el pasado 30 de junio. Tezanos, conocido guerrista con carné del PSOE desde el franquismo, fue uno de los primeros nombramientos de Pedro Sánchez tras su aterrizaje en Moncloa. Le confió la responsabilidad de presidir el CIS, pero en apenas unos meses lleva camino de enterrar la credibilidad de este organismo estatal. Una credibilidad que debió calar tanto en Susana Díaz que todavía hoy sigue haciendo una interpretación de los comicios andaluces como si el escrutinio fuera el que el CIS le dijo que iba a ser. Aquel que le vaticinaba 46 escaños en lugar de los 33 que obtuvo y que ni olió la irrupción de Vox. De lo contrario no se explica que la presidenta en funciones de la Junta todavía vaya por los medios de comunicación reivindicando que ha ganado las elecciones, salvo que se trate de una artimaña para escurrir las responsabilidades del batacazo que se pegó en las urnas. Porque suponemos que, a día de hoy, Susana sabrá que unas elecciones solo las gana quien tiene capacidad de gobernar. Y en aras de evitar futuras confusiones sería muy de agradecer que el CIS se limitara a decirnos cuántas personas declaran su intención indubitada de votar a una sigla. Con estos datos, la ciudadanía ya se cocinará la encuesta con la que extraer sus propias conclusiones. Y si de lo que se trata es de comer bien, la oferta es variadísima y de alta calidad. Basta con reservar una mesa en El Molino o en los centenares de restaurantes de calidad que existen en un puñado de kilómetros a la redonda en los que, por suerte, no guisa el CIS.