Pasamos por la vida corriendo. Me da la impresión de que demasiado rápido. Tanto que a veces no sabemos muy bien ni de dónde venimos ni adónde vamos. Nos faltan referencias. Las vamos perdiendo. Se nos van muriendo, vamos, y no queda otra que coger su testigo y seguir con sus causas y sus cosas. Kilómetro a kilómetro. Relevo a relevo. La muerte, salvo cuando se produce por un accidente o una causa violenta, es un proceso natural. Tarde o temprano nos llega a todos y todas. Pero siempre supone un tropiezo, una especie de parón en la Korrika de la vida, un momento que se congela por unos instantes, como tan bien reflejaba Memorias de África con la interrupción de la banda sonora cuando fallece el protagonista de esa gran historia de amor llevada al cine. El cine y la vida. Siempre de la mano. Unas veces la ficción adelanta a la realidad, otras es al revés. La de Ángel Fernández y su esposa María José Carrasco -enferma de esclerosis múltiple desde hace 30 años, a la que ayudó a morir según su propio deseo- no es otra cosa que una gran, dura y preciosa historia de amor hasta las últimas consecuencias. Una historia que tiene ver con la vida, no con la muerte, aunque éste haya sido el desenlace. Con la vida digna. Con morir para vivir en el recuerdo y en el corazón de alguien que ha tenido la valentía y la fidelidad de cumplir la última voluntad de su pareja incluso aceptando que eso suponía su desaparición física. No poder abrazarla de nuevo. Pero tener la tranquilidad de que seguirá viviendo para siempre con esa persona que conoció antes de que la enfermedad -como otras igual de crueles- fuera destruyéndola hasta poner en riesgo su dignidad. Por eso no hay nadie ni nada que pueda juzgar los actos de Ángel Fernández, que tristemente pasó su primera noche de duelo detenido. Este país está metiendo últimamente entre rejas a demasiadas personas por decisiones tomadas en conciencia. Una sociedad debe acomodar las leyes a las necesidades de sus ciudadanos y ciudadanas. Se ha abierto un debate político, legal y social delicado e interesante, pero también existe una mayoría social en la línea de encauzar la demanda histórica de la eutanasia. Este tema ha llegado a todos los hogares. Quien más y quien menos se ha puesto en la piel de esta pareja. En el amor infinito de un acto tan valiente. En el dolor del adiós. Ojalá los políticos estén a la altura de las circunstancias.