Las trágicas inundaciones de la localidad mallorquina de Sant Llorenç des Cardassar, que han costado la vida al menos a nueve personas mientras otras seis se hallan desaparecidas, puede atribuirse, como señaló ayer la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), a las lluvias “intensas, torrenciales y persistentes” debido a una gota fría que liberó más de 230 l/m2 en menos de seis horas, precipitación que la agencia califica de muy inusual. Los efectos de esa lluvia torrencial, las dudas sobre el número final de víctimas y los problemas de los servicios de emergencia en la zona del Levante mallorquín pueden relacionarse, como hizo ayer la Agrupación Profesional Bomberos de Palma (APBP) al denunciar que no habían sido movilizados, a la tardanza del operativo formado por la Unidad Militar de Emergencias, que solo en la madrugada de ayer pudo trasladar sus primeros 18 efectivos desde la base militar de Bétera (Valencia) y que hasta horas después no desplazó otros 90 hombres. Sin embargo, las tormentas como la que está en el origen de una tragedia de la magnitud de la de Sant Llorenç no pueden calificarse exactamente de inusuales en la zona. De hecho, en el mismo Levante mallorquín, en noviembre de 2001, cinco personas fallecieron a resultas de las lluvias torrenciales que causaron daños por valor de 60 millones de euros y en 1989 una gota fría que derramó 380 l/m2 sobre Baleares dejó dos muertos en Ibiza y tres en Mallorca. Además, este tipo de tormentas son relativamente habituales en el último cuatrimestre del año en las islas. Por otro lado, si lo sucedido es achacable a carencias de la administración, más allá de las críticas al despliegue de los servicios de emergencia, estas residen en desarrollos urbanísticos tantas veces reñidos con la lógica natural del territorio, en la ausencia de prevención y quizá en cierta negligencia, toda vez que el casco urbano de Sant Llorenç des Cardassar está señalado como una de las 11 Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación de la isla de Mallorca según los mapas de peligrosidad y riesgo de inundación de la Direcció General de Recursos Hídrics del Govern de Baleares. Más aún, Sant Llorenç es el único municipio mallorquín con dos áreas de este tipo, una de ellas correspondiente al Torrente de ses Planes, que cruza la localidad y se desbordó en la noche del martes.