La violencia contra las mujeres ha vuelto a sacudir de lleno en plena campaña electoral en una semana en la que una mujer ha sido asesinada en Tenerife, ya van 18 muertas este año, y en los mismos días en que se ha conocido la denuncia de una mujer en Pamplona, que asegura ser víctima de una violación por parte de varios hombres. La violencia machista sigue siendo una de las lacras sociales más difíciles de erradicar y una de las que mas contundencia debería exigir en los programas políticos y en las medidas políticas a aplicar. Una semana en la que por dos veces consecutivas se ha visto y escuchado a cuatro hombres hablando de este tema, poco y no muy acertadamente, dejando patente la ausencia de mujeres en el liderato de los cuatro grandes partidos del Estado y por tanto en la toma de decisiones. Candidatos a presidente como Pablo Casado, que tristemente sigue viendo a las mujeres solo como madres, esposas e hijas, no como personas a las que tratar de igual a igual. Olvida Casado que antes que madres o esposas son mujeres y se olvida también su partido de otras muchas cosas esenciales para poder hablar de igualdad, como que No es No, en un país que corre el riesgo de retroceder en uno de los caminos que más firmemente se había avanzado con leyes contra la violencia contras las mujeres como la aprobada en Navarra. Así están las cosas y pueden empeorar con la ultraderecha. No se puede bajar la guardia contra la desigualdad ni contra la violencia contra las mujeres. Los políticos, los medios, la ciudadanía... tenemos gran responsabilidad a la hora de sumar fuerzas para acabar con el maltrato. Pamplona estos días ha sido de nuevo noticia por la denuncia de una agresión sexual que actualmente se está investigando. Una presunta violación en grupo a una joven, un hecho grave que lamentablemente está siendo utilizado por algunos partidos y medios como arma arrojadiza en la campaña. La víctima se merece toda la credibilidad y asistencia sin que ello vaya en contra de la presunción de inocencia de los acusados. Justo ayer se conoció que el Tribunal Supremo ha calificado como agresión sexual y no como abuso el delito de un hombre que violó a una mujer en el baño de un bar y eleva así de cuatro a seis los años de cárcel que le había impuesto el Tribunal Superior de Justicia de Navarra. Queda pendiente todavía la sentencia de La Manada, actualmente en manos del Supremo, una decisión que sin duda marcará un antes y un después en la lucha contra la violencia contra las mujeres.