Ahora le toca el turno al rincón de Pellejería. El centro histórico está a punto de perder uno de sus lugares más interesantes, aunque reformados en el paso del siglo XIX al XX. Dos de los edificios de mayor antigüedad de todo el Casco Antiguo de Pamplona ven acercarse el fin de sus días. Adosados al Palacio del Condestable, un destacado conjunto de construcciones, uno con solana gótico-mudéjar (siglo XVI) y otro con galería superior, asimismo mudéjar (siglos XVII-XVIII) podrían, restaurados, sumarse con la debida dignidad a la escasa lista de construcciones anteriores al siglo XVIII con que cuenta el Casco Antiguo, formando conjunto con el centro Condestable, afortunadamente ya recuperado (recuerden los lectores que también estuvo a punto de ser demolido).

A finales de los años 70 del siglo pasado, el entonces ejecutivo municipal, después de reconocer el interés y antigüedad de la construcción adosada al Condestable, anunció en la prensa local su pronta restauración, sin mediar explicación alguna. Como suele ser habitual, los correspondientes técnicos por aquel entonces en funciones decidieron el derribo de casi todo el edificio, aduciendo que la estructura del mismo se encontraba en un estado poco menos que irrecuperable, cosa en absoluto creíble, teniendo en cuenta que lo que resta del conjunto, aunque deshabitado, aún permanece en pie. Es precisamente aquí donde podemos apreciar la solana tardogótica de arcos conopiales y dos pilares de piedra con sus correspondientes ménsulas mudéjares de madera, al igual que existió hasta los años 70 en la parte ya demolida que tenía planta en L con porches, formando la actual plazuela. En cuanto a la casa colindante, muy reformada, se puede adivinar, tras el revoco, otra galería de arcos de medio punto en la parte superior de las fachadas, característico del mudéjar aragonés, por otra parte tan frecuente en los cascos antiguos de la Ribera y Zona Media de Navarra, incluida la propia Pamplona. Ambas edificaciones conforman una pequeña plaza abierta a la antigua rúa de Pellejería (hoy Jarauta) de clara tipología bajomedieval.

Desconozco la función que pudo tener tan singular conjunto ya que me ha sido imposible encontrar dato alguno al respecto, de todas maneras, con una no muy exagerada inversión económica que incluyera la recuperación de la parte conservada y naturalmente reconstrucción de la desaparecida, la ciudad ganaría un interesante rincón de la vieja trama urbana medieval, bien lejos de la cómoda opción de la eliminación y el olvido.