En agosto, al contrario de lo que pregona el tópico, siempre ocurren hechos noticiosos más allá del periplo festivo habitual, que este año además no ha tenido celebración alguna. En política, en el área internacional, en el ámbito de los sucesos, en el deporte, comienzan guerras, hay golpes de estado... casi todas las secciones de un medio informativo contienen argumentos de peso. No es un mes muerto. No lo ha sido nunca creo. Y este año tampoco. De hecho está siendo un mes de acontecimientos relevantes en la política española que auguran un nuevo curso político a partir de septiembre incierto en su devenir en Madrid. La huida de Juan Carlos de Borbón a una dictadura de esas instaladas en la opulencia del petróleo en el Golfo, donde ni se respetan derechos humanos ni las libertades democráticas, ha generado una situación de tensión institucional de grado alto tanto para la Casa Real y para Felipe VI como para el Gobierno de Sánchez. La crisis sanitaria ha irrumpido de nuevo en pleno agosto, antes de lo previsto y un número creciente de contagios y hospitalizaciones ha obligado a una regresión hacia las medidas restrictivas y de control público. A Podemos le han abierto un nuevo proceso al amparo de otro montaje mediático, judicial y policial que le perseguirá de nuevo durante meses en los medios y tertulias. Una estrategia de desgaste a Podemos y al Gobierno de Sánchez con el fin declarado de tumbarlo u obligarle a sustituir a Iglesias por el PP y Ciudadanos. Un vicepresidente del Gobierno, una ministra y sus tres hijos han sido obligados a abandonar sus días de vacaciones por el acoso mediático y la persecución de grupúsculos ultras. En cualquier otra democracia consolidada hubiera sido portada en todos los medios. En Navarra se conforma un nuevo partido en la coalición Geroa Bai agrupando a los independientes y bajo la fuerza de socialistas, verdes, abertzales y vasquistas. Y con aún 15 días por delante, Casado defenestra a su portavoz Cayetana Álvarez de Toledo y organiza un nuevo sarao interno para intentar sacar su triste liderazgo de la nada absoluta en que se encuentra después de dos años, cinco derrotas electorales y una sucesión absurda de giros al centro combinada con tumbos constantes hacia la extrema derecha. Hechos de interés ocurren en agosto. Es más, suele ser un mes en el que las tropelías políticas marcan terreno con la inútil esperanza de pillar a la opinión pública distraída en el disfrute de las vacaciones. Por cierto, fue un mes de agosto de hace 180 años cuando se perpetró una ley en Madrid que eliminó la condición histórica de Reyno para Navarra, vació la mayor parte de lo que quedaba desde la conquista militar a sangre y fuego de 1512 de sus capacidades políticas y redujo este territorio histórico a una provincia más del Estado español.