yer celebramos el 90 aniversario del sufragio femenino que permitió que las mujeres pudieran votar en el Estado español como primer paso hacia la igualdad jurídica. “Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros”: Las palabras de Clara Campoamor calaron en las Cortes pese al temor de sectores republicanos al llamado voto inculto femenino que podría estar influenciado por el clero y la derecha. El PP ha querido utilizar esta fecha para manipular la historia. Casado dijo que el partido socialista no apoyó el sufragio femenino cuando de 161 votos 83 fueron socialistas siendo los liberales quienes no lo respaldaron. “Lo importante de unas elecciones no es que haya libertad, sino votar bien”, abundaba otro liberal, Vargas Llosa, hablando de Latinomérica y retrocediendo a 1931. Coincidiendo con esta fecha el colectivo feminista celebró ayer el segundo aniversario de la Casa de las Mujeres de Iruña, un proyecto que impulsaron las fuerzas de progreso en anteriores mandatos y que hoy tiene lista de espera para la mayoría de las actividades. Un espacio abierto, plural, y una referencia feminista que también costó esfuerzo y que tuvo detrás a referentes revolucionarias que han contribuido a avanzar en la igualdad real entre hombres y mujeres. Un logro por el que, 90 años después, continuamos luchando aunque quedan muchos retos por hacer y más tras la pandemia como eliminar la brecha salarial, la violencia física y otras formas de dominación o impulsar la corresponsabilidad.