adie da duros a cuatro pesetas o En ningún lugar atan los perros con longaniza eran refranes muy utilizados por nuestros padres o abuelos ante las oportunidades de hacer dinero fácilmente. Hoy en día muchos que quieren enriquecerse rápidamente, aparte de dedicándose al fructífero arte de ser comisionista, atraídos por la fiebre de las criptomonedas. Las monedas virtuales, el Bitcoin es la más famosa de todas ellas, han experimentado una burbuja expansiva en todo el mundo como refugio para multiplicar fácil y exponencialmente la inversión. Estos activos de riesgo (de altísimo riesgo) y no regulados han encandilado a muchas personas, sobre todo jóvenes, sin conocimiento real de qué son, cómo operan y cuánto riesgo comportan. Ansiosos de una rentabilidad desmedida muchos pequeños inversores se han dejado engatusar por sus cantos de sirena sin tener en cuenta su extrema volatilidad y especulación. Amén de que es un vehículo utilizado en medio mundo para blanquear dinero del narcotráfico, la venta de armas y otros negocios ilícitos o para que operen muchas dictaduras. En los últimos días su exuberante cotización se ha desplomado pillando desprevenidos a miles de inversores. Arruinándolos. Ya hay incluso quien habla de un cripto crash que puede hacer tambalear el sistema financiero mundial. Yo mientras me acuerdo de lo que nos decían nuestro padres y abuelos. Y del timo de la estampita.