El 26 de mayo tendremos la oportunidad de votar para que el cambio continúe en Navarra. El Gobierno foral se ha mantenido toda la legislatura sustentado por un cuatripartito que ha sabido cooperar lealmente pese a diferencias importantes. Uxue Barkos, una lideresa carismática que ha demostrado sobradamente sus habilidades extraordinarias también como presidenta foral, ha dirigido un gobierno capaz de transformar una realidad desagradable y malsana en otra bien diferente, donde la sociedad vive con ilusión y sigue la política con emoción porque se percibe que las instituciones públicas funcionan al máximo nivel, con una dinámica moderna, más europea, con cercanía, diálogo y respeto por la ciudadanía. Nunca antes se había percibido de una forma tan positiva a una generación de políticos y políticas que han hecho del Parlamento el hogar de todos los navarros y navarras, donde las dos lenguas de esta comunidad se han podido escuchar de una vez por todas, donde la diversidad de nuestra tierra por fin se ha puesto de manifiesto, dejando atrás un regionalismo monocolor demasiado obsesionado con negar el origen vasco de muchas de nuestras tradiciones y de nuestra cultura. La sociedad navarra actual, sin olvidar que siguen llegando personas de otras latitudes, está conformada por un conglomerado heterogéneo de pueblos y culturas que han convivido durante siglos, por gentes muy trabajadoras y honradas que en los últimos lustros habían presenciado con estupor cómo personalidades políticas en quienes habían depositado su confianza y hasta su cariño dejaban esquilmada Navarra (Can, Osasuna, Reyno Arena, circuito de Los Arcos, la cocina del CHN, etcétera).

Cierto que algunas políticas han suscitado dudas. En Educación ha habido dos aspectos muy controvertidos: atender a la demanda de euskera por parte de las familias, y el tema de las nuevas teorías educativas sobre afectividad y emotividad infantiles que provienen del psicoanálisis freudiano. Otras veces se ha criticado la actividad política anterior de alguna consejera, como en el caso de Beaumont, aunque su gestión al frente del Departamento de Interior haya sido impecable. Que el cuatripartito comprehenda diversas ideologías podría haber supuesto una desventaja. No obstante, la lealtad ha primado y el cumplimiento del acuerdo programático ha permitido un excelente funcionamiento. Se han escuchado voces en contra de que el PNV haya mantenido tanta importancia en la composición del Gobierno. Y, sin embargo, la prudencia demostrada de este partido consigue una mayor estabilidad política y económica, lo mismo que ocurre en el País Vasco. Algunos miembros del cuatripartito abogan por desterrar a la Iglesia de la vida y la enseñanza públicas, empero ha prevalecido la sensata opinión de que se debe cooperar con la institución eclesiástica, postura totalmente razonable y democrática, que entronca con la libertad de conciencia y religiosa. A modo de ejemplos, señalaré que se ha mantenido el horario de religión en la enseñanza primaria, la exitosa restauración de la Puerta del Juicio de la Catedral de Tudela, en que además ha cooperado el Ayuntamiento de I-E, y la conservación de la tradición secular de la visita del Ángel de Aralar a las sedes de las instituciones. Por otro lado, la participación de las fuerzas de izquierdas ha coadyuvado en pro de la igualdad, principio básico de una democracia auténtica. Y el cambio nos ha hecho a todos y a todas más iguales en derechos civiles, sociales, lingüísticos, políticos?, lo que no ha impedido que conozcamos una nueva prosperidad. Lo responsable, en mi opinión, es votar por la continuidad de este Gobierno, con Geroa Bai como fuerza nacionalista predominante, ya que de ser liderado por Bildu no podría sostenerse por mucho tiempo; optaría por una confrontación radical con el Estado y saltarían sin duda todos los resortes, económicos inclusive.

El autor es escritor