Se han celebrado unas jornadas tituladas pomposa y atrevidamente MinerÉtica, contribuyendo a la sostenibilidad local. Son organizadas por el Gobierno de Navarra, Ayuntamiento de Pamplona, la Agrupación Empresarial Minera Navarra, AEMINA, la Asociación de Fabricantes de Aridos e Industria Minera Extractiva AFARIME NAVARRA, Geoalcali, Magnesitas de Navarra y Calinsa-LHOIST.

No es casualidad que en este momento el Gobierno y la patronal de la minería navarra se lancen a organizar dichas jornadas, ya que actualmente confluyen tres elementos de vital importancia para los intereses de los organizadores. A) La minería, de siempre ha tenido muy mala imagen en la ciudadanía, dado que en cualquier explotación se lleva los recursos y nos dejan las basuras o estragos en el medio ambiente. B) Geoalcali ha conseguido la resolución favorable de la DIA (Declaración de Impacto Ambiental), formulada por el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO). C) Magnesitas de Navarra tramita un proyecto de minería a cielo abierto en la zona del comunal de Erdiz en el calle del Baztan. Tanto el proyecto de minería de Geoalcali en la zona de Javier-Sangüesa como el de Magna requieren analizarlos con sensatez y honestidad, dada la gran importancia que tienen para el futuro de la sociedad navarra. El proyecto de mina de Geoalcali representa probablemente el de mayor impacto medioambiental de toda la historia reciente en nuestra comunidad y el de Magna en el paraje de Erdiz, porque la explotación se realizaría en una zona protegida como Zona Especial de Conservación, denominada ZEC Monte Alduide.

Por ampliar mis conocimientos sobre la minería me he acercado a dichas jornadas. En la de inauguración se exponían diferentes minerales y unos paneles alusivos a la importancia de la minería en nuestras vidas. Alberto Josa, director de minería de Magna, nos explico el contenido de dichos paneles, a la vez que hacía comentarios subjetivos sobre la necesidad de seguir explotando minas y canteras. Un comentario que me llamó la atención fue “si no queremos volver a la época de nuestros padres o abuelos, tendremos que aceptar los inconvenientes que provocan estas explotaciones”. No sé si el Sr. Josa tiene hijos o nietos, pero le puedo asegurar que agradecidos estarían nuestros descendientes si el futuro les proporcionara la calidad de vida de nuestros antepasados. Evidentemente, esto no va ser posible con proyectos como los expuestos en las jornadas, dada la situación de Emergencia Climática en que nos encontramos, sin capacidad de mantener la subida de la temperatura en 1,5 grados como nos señala la ONU... porque si no los efectos del calentamiento global serán “duraderos o irreversibles”.

También he acudido a la jornada de puertas abiertas de Geoalcali, desplazándonos en autobús puesto por la empresa a sus instalaciones. Me comentaron que lo hacían para impulsar la participación ciudadana, pero invitar a un club de jubilados a la exposición, con pinchos y vino incluido, y después pedirles que rellenen un formulario con su opinión sobre el proyecto de mina no me parece serio. Porque, como no podía ser de otra forma, la información que se ofreció fue toda favorable al proyecto. No aparecieron los problemas que inquietan a la gente de la calle, como son los residuos de la explotación, las posibles contaminaciones de ríos y acuíferos, la sismicidad inducida, dado que la explotación se sitúa en una zona inestable a 1 kilómetro del embalse de Yesa, las subsidencias, el transporte del material hasta el puerto de Bilbao, cifrado en el proyecto en 1.000 vehículos diarios... Sobre este tema he consultado con dos técnicos allí presentes. Uno de ellos me comentó que eso es una barbaridad y que no sería ni la mitad, aunque la memoria del proyecto así lo citaba, y otro me dijo que puede haber otras soluciones, como construir un ramal hasta Canfranc para así exportarlo a Francia por ferrocarril. Otro lado preocupante es el de la huella ecológica que producirá la explotación a nivel de emisiones de gases de efecto invernadero GEI, teniendo en cuenta que en Navarra en 2017, y por tercer año consecutivo, aumentaron dichos gases. Esto significa que las emisiones sufrieron un incremento, rompiendo la tendencia anterior descendente, lo que significa “un riesgo para el cumplimiento del objetivo de reducción de emisiones previsto”. Las proyecciones de KLINA asignaban a 2017 un reducción de emisiones del -18,6 % respecto a 2005, y la reducción real conseguida ha sido de -15,9 %, 2,7 puntos por debajo de la senda prevista.

Estas jornadas, promovidas por las empresas de minería y el Servicio de Minas del Gobierno de Navarra, no representan precisamente un proceso abierto de participación ciudadana, donde exista información, debate y se puedan escuchar la opinión no solo de parte, sino también de posturas críticas con los proyectos en marcha. Parece más bien unas jornadas de propaganda de las empresas mineras. Geoalcali nunca ha querido debatir con organismos populares sobre el proyecto y hasta se negó a acudir a una mesa redonda organizada por el Ayuntamiento de Sangüesa porque participa la plataforma contra las minas de potasa. Sobre este tema representantes de la empresa me han asegurado en la visita que si se les invita sí acudirían a un debate abierto.

Creo que el Gobierno de Navarra, del mismo modo que ha organizado estas jornadas con la patronal minera, debería organizar otras jornadas con participación de las empresas mineras, el propio Gobierno y los grupos sociales críticos con los proyectos mineros, para así propiciar una visión contrastada de los mismos. Y está más obligado si cabe después de que el vicepresidente Manu Ayerdi haya dicho que el proyecto Muga era “un gran proyecto estratégico”... pues los grandes proyectos estratégicos de Navarra deben ser debatidos por toda la sociedad navarra. Eso sí sería un comportamiento MinerÉtico.

Miembro del Consejo Navarro de Medio Ambiente