ras 25 años de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales todavía quedan muchas cosas por hacer. La primera y principal es que las empresas cumplan la ley. Las cifras anuales de daños en el trabajo indican que no se están haciendo las cosas bien. Por otro lado, son muchos los retos en materia de prevención que requieren de la ambición necesaria para abordarlos desde los cambios institucionales. A CCOO nos parece urgente revisar los mecanismos de reconocimiento de las enfermedades profesionales que presentan niveles de infradeclaración inaceptables. Tenemos que combatir los riesgos psicosociales y los trastornos musculoesqueléticos que representan la mayoría de los daños a la salud registrados, así como revisar las directivas de agentes químicos y cancerígenos para mejorar los niveles de protección y extender su aplicación a los tóxicos para la reproducción. Por otra parte, la capacidad transformadora de la incorporación masiva de las nuevas tecnologías, los cambios demográficos, las nuevas formas de organización del trabajo, etcétera, están provocando cambios que exigen políticas efectivas que garanticen la seguridad y salud de las personas trabajadoras.

La crisis sanitaria trajo consigo el teletrabajo forzado de una gran parte de la población, con los consiguientes riesgos físicos y psicosociales.

Navarra tiene unos datos peores que el resto del país en accidentes laborales y está a la cabeza en la notificación de enfermedades profesionales. Tener el primer puesto en notificación y registro de estas enfermedades no es un mal dato, sino todo lo contrario, puesto que en nuestra comunidad afloran los daños originados por el trabajo en forma de esta patología laboral en mayor número que en otras comunidades y que la media estatal. Como media, venimos registrando 5 veces más enfermedades profesionales que la media nacional. El enorme subregistro de este tipo de daños a la población trabajadora es un lastre para el sistema preventivo porque lo que no se registra oficialmente no existe y lo que no existe no se previene.

La red existente de notificación de daños a la salud y sucesos centinelas (sistema de alerta) notificados por los centros de atención primaria en Navarra hacen que estas enfermedades afloren como laborales. Algo que desde CCOO consideramos como una herramienta muy útil.

El 94% de las enfermedades declaradas en Navarra corresponde a las producidas por agentes físicos (ruido, posturas forzadas, movimientos repetitivos, lesiones musculoesqueléticas). En la media nacional, estas enfermedades suponen el 86%. Estas enfermedades se dan especialmente en el sector industrial y servicios. En Navarra, el peso del sector industrial es casi el doble que la media nacional, de ahí el incremento en este grupo.

Lo que sí es característico es la nula notificación de las enfermedades causadas por agentes carcinógenos. Esto es un escándalo, en Navarra un 0,1% de estas enfermedades corresponden a causadas por agentes carcinógenos. En todo el Estado se han declarado solo 50 cánceres de origen profesional en este año 2020 (0,2%). Esto supone un subregistro enorme. Las estimaciones más prudentes de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo indican unos 10.000 casos anuales de cáncer de origen laboral en España. Como ejemplo está el largo periplo para el reconocimiento de cánceres ocasionados por el amianto. Muchos de ellos, en los juzgados. Las enfermedades profesionales son la gran asignatura pendiente de la prevención de riesgos laborales en este país.

Aproximarnos al conocimiento de las enfermedades derivadas del trabajo redunda en beneficio de la salud de la persona trabajadora y ofrece la oportunidad de prevenir dichas enfermedades.

De ahí que en las 14 propuestas que CCOO ha presentado al Gobierno de Navarra para ser estudiadas y negociadas en la mesa del Plan de Empleo está la creación de un centro ergonómico que estudie esta problemática e investigue sobre los mejores métodos para prevenir estas lesiones, en colaboración con las universidades. Este centro podría servir, al mismo tiempo, de soporte para el estudio de los riesgos psicosociales, riesgos encuadrados en la misma disciplina preventiva, y que están sufriendo un incremento importante en los últimos años, con el agravante de la situación económica, social y de salud en este tiempo de pandemia.

Se trata de estudiar y conocer qué condiciones laborales están comprometiendo la salud entre la población trabajadora para intervenir antes de que se produzca el daño.

Visibilizar estos daños no solo es importante desde el punto de vista de la prevención, porque no hay que olvidar que también supone una menor cobertura para las personas trabajadoras, lo que constituye un problema de justicia y de efectividad del sistema.

La autora es secretaria general de Salud Laboral de Comisiones Obreras