oy me he levantado con una noticia que me ha hecho replantearme el publicar esta carta. La tenía escrita hacía tiempo, pero los recientes acontecimientos me han dado el impulso final para poner de manifiesto mi sentir.

Cito la noticia: "La red de Salud Mental atiende a 2.783 menores de 30 años en el primer semestre, un 20,4% más que en 2019". El titular ya es impactante, pero lo que más me duele es seguir leyendo y encontrarme con esto: "Hay mayor malestar emocional, pero no aumentan los trastornos graves" y cito de nuevo "hay un aumento de la demanda con una variabilidad clínica caracterizada por alteraciones de conducta, comportamientos autolesivos, gestos autolíticos, problemas en la conducta alimentaria... Lo que no se ve son patologías primarias más graves de salud mental".

Únicamente puedo hablar de los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) porque es lo que conozco y estoy informada (ya que he padecido durante más de 20 años anorexia nerviosa) y puedo asegurar que la anorexia es la enfermedad mental con mayor tasa de mortalidad, por encima de otras como la esquizofrenia o el trastorno bipolar (Fuente: Fundación Cofares y FITA). ¿Seguimos pensando, señoras y señores que los TCA no son una enfermedad grave?

Dicho esto, quiero resumir mi historia, por un lado, para dejar constancia de lo que he vivido y por otro, para abrir los ojos de quien tenga que abrirlos y denunciar la situación en la que se encuentra Salud Mental en el entorno de la Seguridad Social.

Como he dicho anteriormente, he padecido anorexia nerviosa durante más de 20 años. Durante todo este tiempo he necesitado 3 ingresos en el pabellón de Psiquiatría en el CHN y un ingreso en Hospital de Día, además de seguimiento por parte de Salud Mental ambulatoria.

Después de cada ingreso, el seguimiento por parte de los profesionales del Centro de Salud Mental ambulatoria ha sido prácticamente nulo. Una consulta cada 3 meses. ¿Creen que es suficiente para una persona enferma ver a su especialista (psicólogo o psiquiatra) con esta periodicidad? En mi caso y en muchos otros no lo es. Yo, en tres meses, podía pasar por cientos de estados, cientos de circunstancias en las que necesitaba ayuda profesional, seguimiento, respaldo... sin los cuales, podía llegar a hundirme y retroceder todo lo avanzado y logrado. Y podrán decir: "pues pide ayuda antes". Pero muchas veces, el enfermo mental no quiere o no puede pedir ayuda por él mismo y tiene que ser su profesional de referencia el que esté atento a su evolución y en caso necesario ordenar un ingreso, una derivación o lo que se crea más conveniente.

El último ingreso fue un caos y pedí el alta voluntaria a los 10 días, a pesar de seguir grave, porque era consciente de que allí no me iba a recuperar. He tenido la gran suerte de poder pagar un equipo multidisciplinar privado, 2-3 grandes profesionales que me han visitado semanalmente, que han involucrado a mi entorno y en el que el seguimiento, el trabajo multidisciplinar y la coordinación han sido fundamentales junto con mi gran trabajo personal para una recuperación total. Soy consciente de que esto a nivel público sería casi inviable, pero hay un gran camino por recorrer ya que, en el ámbito público, en muchos casos, estamos todavía con la terapia de diván, el nutricionista al que únicamente le preocupa el IMC y el ginecólogo que ante una amenorrea te receta anticonceptivos para que vuelvas a menstruar.

Esta es mi historia con final feliz, pero sé que hay muchos enfermos que llevan a sus espaldas, 5, 6... 8 ingresos, entran, salen, entran, salen... Y sin llegar con ello nunca a mejorar lo suficiente como para poder hacer una vida fuera de ese círculo.

Queda camino por delante, pero por favor, no nos dejen de lado a las personas con enfermedades mentales. Se necesita inversión, visibilización, renovación de terapias, formación de profesionales, investigación, información... Necesitamos de mucha ayuda y con ella sé que podemos mejorar y llegar a tener una vida plena. Yo puedo decir que la recuperación total de un TCA es posible y que la cronificación de la enfermedad es en gran parte consecuencia de una atención deficiente. Que no sea el poder adquisitivo el que habrá la brecha entre la enfermedad y la recuperación.

Y con esto no quiero decir que la sanación esté asegurada, porque cada persona evolucionará de forma distinta: algunas se curarán, otras notarán muchas mejorías y en algunos casos no se podrá avanzar mucho más. Pero, ¿no pasa lo mismo con otras enfermedades? Por favor, que la salud mental no siga siendo la gran olvidada y que se la tenga en cuenta en las partidas presupuestarias.

Estoy segura de que a cualquier enfermo mental al que se le pregunte dirá que quiere curarse. En nuestro caso, es verdad que una parte importante de esa curación puede depender de nosotros, pero mejorando el resto de los factores el resultado será mucho más positivo.

Espero que esta carta remueva conciencias y se pongan en marcha todos los mecanismos posibles para que la salud mental sea eso, salud mental.

Y para terminar, quiero denunciar un titular que vi ayer en un diario de tirada nacional que decía: "Biles no se irá sin dar la cara y competirá en la final de barra".

¿No creen que sin necesidad de competir ha sido una de las personas que más ha dado la cara en estas Olimpiadas?

Por favor, que la salud mental no siga siendo la gran olvidada y que se la tenga en cuenta en las partidas presupuestarias