n año y medio después de que comenzara la pandemia de la covid-19, el Día Mundial de los Docentes 2021 celebrado esta semana reivindica el apoyo que se debe proporcionar a los docentes para que participen plenamente en el proceso de recuperación social. Bajo el lema Los docentes en el centro de la recuperación de la educación se reconoce la labor docente que en los últimos años ha ido ganando importancia. Afortunadamente, la educación también forma parte de los diecisiete objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, junto a la igualdad, el acceso a la energía o al agua o las pautas para el consumo, por citar algunas. Estos objetivos pretenden ser un instrumento a nivel mundial para erradicar la pobreza y disminuir las desigualdades y vulnerabilidades, bajo el paradigma del desarrollo humano sostenible. Pues bien, el profesorado es una pieza clave en ese objetivo de garantizar una educación de calidad, inclusiva y equitativa y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos y todas.

La primera semana de octubre se celebra el Día Mundial de los Docentes desde que la Unesco y Organización Internacional del Trabajo decidieron rendir homenaje a una de las profesiones más valiosas dentro de cualquier sociedad: la docente; en reconocimiento a su labor de formar a las generaciones futuras y así garantizar el desarrollo de los países, adaptándose al cambio, transformando el mundo en que vivimos, con la mirada puesta en un futuro sostenible.

El lema de 2020 fue Docentes: liderar en situaciones de crisis, reinventar el futuro, poniendo en valor la labor de los maestros y maestras, profesores y profesoras en todo el mundo en una época de mutación, crisis e incertidumbre, donde desempeñaron una labor fundamental intentando que ningún alumno/a quedase rezagado.

No cabe duda de que el sector educativo es uno de los más importantes para el desarrollo, independencia y sostenibilidad de las naciones. La educación representa la fuerza transformadora para promover los derechos humanos y la dignidad, construir un futuro mejor basado en la igualdad de derechos y la justicia social y el respeto a la diversidad cultural.

La educación capacita para la vida en sociedad y fomenta la convivencia armoniosa entre diferentes desarrollando valores como el compañerismo, la empatía o la cooperación.

Como miembro de la comunidad de docentes de las ikastolas de Navarra soy consciente de la importante labor de innovación en la educación que se ha experimentado en diferentes momentos, siempre intentando dar respuesta a las transformaciones sociales que se han ido produciendo. Hace tiempo que quedó atrás la mera alfabetización de los escolares para dar paso a una educación centrada en el desarrollo de las competencias lingüísticas, matemáticas, científicas, artísticas, digitales, sociales... que el alumnado necesita para desenvolverse en un mundo complejo y en constante cambio. Los y las irakasles han realizado planteamientos pedagógicos abiertos y flexibles, desde una visión humanista, donde cada niño y niña, cada adolescente es el centro de su quehacer educativo, tal como decía Oivier Reboul refiriéndose a la potencialidad de cada alumno/a, "Educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada persona lo que le impide ser él mismo, permitirle realizarse según su genio singular"; de este modo, tal como escribiera Herbert Spencer " El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos y no para ser gobernados por los demás".

La educación es el proceso deliberado de adquisición y utilización del conocimiento, que no es sino el desarrollo de las competencias para aplicarlo en las situaciones cotidianas que se nos presentan en la vida. El conocimiento es patrimonio común de la humanidad y la educación también debe ser considerada como tal, pues desde esta visión humanista contribuye a lograr un modelo social basado en respeto al medio ambiente, la paz y la justicia social. Y en esta tarea los y las docentes son vitales

Vaya desde aquí el reconocimiento a todos los y las docentes que día a día dan lo mejor de sí mismos en contextos complejos, y donde las transformaciones sociales a las que se enfrentan evidencian la necesidad de armonizar lo universal con lo particular, la tradición con la modernidad, lo cognitivo con lo emocional, lo individual y con lo colectivo.

El autor es director de la Federación Navarra de Ikastolas