Sigo con con preguntas: ¿Por qué se empeñan en llenar Eugui por encima de las necesidades lógicas en situaciones (pleno diciembre) en que las reservas de nieve en las cumbres y acuíferos son más que suficientes como para no temer ningún tipo de desabastecimiento?

¿Por qué no cambian de criterio respecto a la idea de que Eugui es tan vital e imprescindible para el consumo de la población de Pamplona y Comarca y se adaptan a la nueva situación que supone la existencia de Itoiz? ¿Por qué parece que los gestores de Eugui aún no tienen en su cabeza de manera permanente y clara la importancia que para toda la cuenca del Arga tiene que el caudal y la duración de la inundación sea la menor posible?

En la web SAIH Ebro pueden verse cómo se comportaron los caudales del Ultzama (estación de Olabe) y del Arga (estaciones de Aguas Abajo de Eugui y de la presa de Huarte). Según esos datos hay evidencias de que entre las 22.00 horas de la noche del jueves 9 y las 14.00 del viernes 10, al embalse de Eugui le entraron aproximadamente unos 6,7 Hm³; de los cuales retuvo 2,7 y dejó salir 4.

A las 22.00 Eugui estaba al 81% de su capacidad y a las 14.00 llegaba al 93%. Es decir en esas 16 horas Eugui, con los 2,7 Hm³ que retuvo, aumento su llenado en un 12%; si a ese aumento le sumamos los 4 Hm³ que no retuvo y soltó hacia Huarte, vemos que “retener” en su interior todo el caudal que llegaba al embalse desde las 22.00 horas del jueves hasta las 14.00 horas del viernes, hubiera supuesto al embalse un aumento de 6,7 Hm³ lo cual supone un 31% de su capacidad de llenado total.

Si a todo esto le añadimos que el 1 de noviembre el embalse estaba al 52%, y el 29 de noviembre al 65% de su capacidad teniendo por delante todo el invierno con las montañas nevadas y los acuíferos repletos, la pregunta que surge es: ¿qué necesidad tenía Eugui de ante unas precipitaciones más que anunciadas tener un nivel de llenado del 82% como tenía al comienzo del día 9 de diciembre? No encuentro explicación lógica, salvo la de que quienes deciden al respecto no conocen bien el efecto que sus decisiones tienen en las personas y bienes de quienes viven río abajo.

Lamentablemente todo indica que si Eugui hubiera estado el día 9 a las 22.00 horas solo 20 puntos porcentuales menos en su llenado (62%, algo perfectamente factible y en absoluto problemático), eso hubiera sido suficiente para laminar la punta más alta de la riada y minimizar de ese modo y de manera importantísima los daños producidos en, al menos, gran parte de la Comarca de Pamplona.

No me cabe duda de que Eugui es una gran herramienta (aunque la CHE diga que es muy pequeña y prácticamente inapreciable); sin embargo, es evidente que no se utiliza bien y la cuestión es si no se hace por desconocimiento o por plena y consciente decisión. Sea cual sea la causa, está claro que la vecindad de las riberas de los ríos Arga y Ultzama tenemos motivos sobrados para seguir preocupados.

Por otra parte, está la cuestión de las indemnizaciones a las que por este motivo tan a menudo el Consorcio ha de hacer frente. Solo en Villava son millones y millones de euros los que en cada inundación (en los últimos ocho años hemos sufrido las tres más “históricas”) el Consorcio gasta; pero es que el Consorcio “somos todos” y por tanto lo pagamos entre todos y esos dinerales pesan a las arcas del Estado más que el coste de cualquier actuación que se hiciera para evitar semejante sangría económica. ¿No sería mucho más lógico y rentable invertir en poner solución a las inundaciones y así evitar semejante derroche de dinero que además no tiene ningún viso de acabar?

En fin, creo que es fácil entender la frustración y desesperanza que sentimos algunas personas al comprobar que después de casi 30 años se siguen cometiendo los mismos errores, mientras vemos que todo intento de ponerle solución se malogra y se pierde en la más estéril burocracia administrativa e infructuosa palabrería política.