na antigua canción dice “veo todo en blanco y negro...en blanco y negro....”. A veces es así: PSOE o PP, Podemos o Vox, izquierdas o derechas, Real Madrid o Barcelona, lo público o lo privado, vacuna sí, vacuna no... Estos debates muchas veces son interesados, y siempre debemos pensar quién sale ganando. Bien mirado la mayor parte de los asuntos que aparecen en los medios conllevan polarización, son temas de pensamiento único (a los que pocas veces se les busca solución) o son sucesos de interés que vienen y se van. Todo ello sin olvidar el entretenimiento, claro.

Veamos casos de pensamiento único. La pandemia. Como una de las consecuencias principales de la misma, los problemas mentales que genera asociados, entre otros aspectos, a la soledad. El incremento de la desigualdad: los ricos ganan cada vez más, los pobres menos. El calentamiento global: “nos estamos cargando el planeta”. El amarillismo político: ¿quién se presentará? Las pantallas, que estamos atontados con ellas. Pasamos a lo que va y viene. Si en el pasado fue el asunto de los talibanes, después vino el chuletón de Garzón. Estaban las ayudas para los afectados de las riadas, ahora tocan medidas para evitar catástrofes futuras. Hay otro tema que ha surgido y al parecer se va a quedar de forma persistente: la inflación, asociada a la subida de la energía.

En definitiva, tres bloques de realidad. Los que generan polarización, los de pensamiento único, los que vienen y van. Una realidad en blanco y negro. Ahora bien, ¿por qué no ver los colores de la realidad? ¿Lo oculto? ¿Los asuntos profundos que marcarán nuestro futuro? Vamos con ello.

Para comenzar, se pueden elegir cinco colores para representar nuestra realidad. El negro, asociado al miedo, oscuridad e incertidumbre. Algunos vendedores y muchos políticos juegan con el mismo para orientarnos a tomar unas u otras decisiones. Como recordaba Franklin D. Roosevelt en medio de la gran depresión (4 de marzo de 1933): “a lo único que hay que temer es al miedo”. Siguiente color; el gris. El del cerebro. Comprendiendo su funcionamiento, nos comprendemos mejor a nosotros mismos. Uno de los mayores investigadores en éste ámbito, Rafael Yuste, avisa: “la mayor desigualdad del futuro vendrá dada por los que puedan amplificar sus capacidades mentales y los que no”. Pasamos al amarillo. Simboliza la luz, el oro y el sol. Transmite claridad, energía, optimismo y alegría. En los tiempos que corren eso es más que necesario. Toca el verde: dinero y naturaleza. Mantener el equilibrio de las finanzas personales, empresariales y públicas es imprescindible. Mantener el equilibrio con la naturaleza, también. Y terminamos con el azul. Está asociado al manejo del silicio, fundamental para la tecnología de hoy, y al oro del futuro: el agua. La economía azul (idea de Gunter Pauli) busca imitar el comportamiento de los ecosistemas naturales. Uno de sus objetivos prioritarios es convertir los residuos en recursos, por eso incluye la economía circular. Este color transmite seguridad, tranquilidad, protección y salud.

Las transmisiones afectan a nuestras emociones. Recordemos las básicas y cómo nos afectan. Aparentemente las peores son el miedo, la ira y el asco, pero están desarrolladas como mecanismo de autodefensa. La tristeza es inevitable y sanadora, lo preocupante es que pase a depresión. La sorpresa es sorprendente, y la alegría proporciona un espíritu de entusiasmo y confianza que nos permite afrontar de mejor manera las circunstancias desagradables que la vida nos proporciona.

Es el momento de proporcionar más color al artículo, abriendo una realidad de posibilidades más amplias. ¿Cómo explicar la gran renuncia en Estados Unidos, según la cual muchas personas prefieren estar sin trabajar? ¿Tan bajos son los salarios? ¿Tan altas son las ayudas? ¿Tiene que ver con la epidemia de opiáceos que afecta al país? Kazajistán. ¿Cómo puede ser que un presidente pida disparar a matar a su gente? Sí, está demostrado que se hace lo que sea por tener poder. Sea una presidencia, sea un puestito. Y más aún si no hay alternativa profesional razonable. Más. Los políticos siguen hablando de izquierda y derecha, y sin embargo más del 60% de las personas piensan que ese debate está superado. Vaya, vaya, vaya... Mientras, los avances científicos continúan. Que se pueda trasplantar un corazón de un cerdo a un humano es impresionante. Mandar el telescopio James Webb para conocer lo más recóndito de nuestro pasado es admirable, más aún cuando el proyecto se ha gestado con la colaboración de una cantidad enorme de personas, empresas y países.

Al fin y al cabo, así es el mundo. A lo largo del día consumimos, vemos y disfrutamos de bienes y servicios que nos han proporcionado de nuevo muchas personas, empresas y países.

Cuando vemos el mundo en blanco y negro, abandonamos el resto de tonalidades de color. Esas tonalidades van desde nuestro interés y desarrollo personal a evitar el sufrimiento humano de hoy sin comprometer el sufrimiento de mañana.

Economía de la Conducta. UNED de Tudela