l próximo día 17 de marzo se debatirá en el pleno del Parlamento de Navarra un nuevo texto de la Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética. El nuevo texto, fruto de largas sesiones de debate en el seno de la Comisión de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, ha mejorado notablemente el texto aprobado por el Gobierno de Navarra en septiembre de 2021. Pero en opinión de Ekologistak Martxan sigue siendo una ley que se queda corta ante la urgencia del cambio climático.

El nuevo texto tiene aún grandes carencias:

- La principal laguna es que sigue ignorando la fiscalidad, herramienta esencial para reorientar formas de producción y hábitos de movilidad y consumo.

- Elude el compromiso de establecer un objetivo vinculante de reducción de emisiones, haciendo una confusa referencia a los objetivos de reducción el 55% de emisiones que consagra el Pacto Verde Europeo.

- Las medidas en los sectores más necesitados de reconversión, los que más aumentan sus emisiones ?es decir, la movilidad y el sector primario?, remiten a soluciones tecnológicas o a planes de dudosa implementación; esto es, huidas hacia adelante que aumentan la brecha social.

- La educación ambiental, que en el ámbito formal y no formal es clave en la transición necesaria, para entender la emergencia climática, y compartir la esperanza, las emociones y las prácticas exitosas, queda difusa, dependiendo de un plan de educación ambiental de incierto cumplimiento.

Como se ha dicho, el nuevo texto tiene cambios que mejoran el anterior. Estos son los más relevantes:

- El texto que se debatirá pone plazos a la elaboración de reglamentos y planes a un proyecto de Ley que el Gobierno redactó deliberadamente inconcreto y declarativo.

- Rescata obligaciones que desaparecieron de anteriores borradores como por ejemplo la de instalar sistemas fotovoltaicos en edificios existentes de más de 2.000 m2 y en aparcamientos de grandes superficies, o como la de prohibir el suministro de gasóleo para calefacción en edificios residenciales y terciarios donde exista red de gas natural.

- Establece el objetivo de que para 2030 el 25% de la tierra agrícola sea de gestión ecológica, algo que trasciende lo declarativo en la transición agroecológica, una transición tan importante o más que la energética.

- Hay una cuestión que va a resultar clave en momentos que se aventuran de escasez y carestía: “Garantizar el acceso universal de toda la población a un consumo mínimo vital de determinados recursos básicos... de energía eléctrica, combustibles no carburantes y agua”.

- Crea la Asamblea ciudadana navarra de Cambio Climático, aunque puede resultar un florero, ya que es deliberativa y sin el compromiso, como ocurre en otros países europeos, de acatar las propuestas más relevantes y consensuadas.

- Introduce como obligatoria, en un plazo de dos años el que toda contratación pública incluya en sus cláusulas, la huella de carbono de productos o servicios.

Si obviásemos las carencias del texto y nos fijasemos en las mejoras introducidas, podría parecer necesario dar un voto de confianza al Gobierno de Navarra en la implementación de esta ley. Pero es que hasta la fecha el Gobierno no se ha hecho acreedor de la credibilidad de Ekologistak Martxan, ya que sus proyectos estandarte han sido y son macroproyectos desarrollistas que no hacen más que aumentar las emisiones: el TAV, el Canal de Navarra, Mina Muga, recrecimiento de Yesa, hidrógeno verde, coche eléctrico... Imaginemos por un momento la cantidad de proyectos agroecológicos, de implantación de envases retornables, comunidades energéticas, huertos urbanos, corredores ecológicos, carriles bici que se podrían impulsar con las millonadas malgastadas y los fondos Next Generation.

Nos queda la duda del verdadero interés y capacidad del Gobierno de Navarra por desarrollar la ingente cantidad de planes y reglamentos en los exiguos plazos establecidos. Ese será el termómetro de su compromiso climático. Y es que vemos un Gobierno que hace muchos estudios, informes, planes, pero no es capaz de establecer medidas efectivas que frenen la escalada de emisiones de gases de efecto invernadero. Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, desde 2014 hasta 2019 (últimos datos disponibles del inventario de emisiones por CCAA) las emisiones, salvo un leve descenso en 2018, no dejan de aumentar: un 14% entre 2018 y 2019.

A pesar de que probablemente esta sea la ley de cambio climático con mayor ambición y con más medidas concretas de todo el Estado español, sigue siendo una ley que se queda corta ante la urgencia del cambio climático; una urgencia de acción climática y de necesario cambio de modelo que una vez más nos reclama el IPCC en su nueva entrega sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad.

No hay respuesta esperanzadora ante el cambio climático sin cambio de modelo. Los cantos de sirena del coche eléctrico, el hidrogeno verde o los macroproyectos de energías renovables chocan una y otra vez contra los límites del planeta y la escasez de materiales. Por eso, es necesario y urgente un modelo basado en la sencillez, la contención y el decrecimiento.

Las instituciones tendrán a Ekologistak Martxan apoyando las medidas sensatas que apuesten por la reducción del consumo y las emisiones con justicia climática, es decir evitando que el peso de la transición pese sobre las personas de menores rentas y los países del sur. Pero nos tendrán enfrente en las falacias de macroproyectos teñidos de verde. Estaremos atentas a su cumplimiento. No podemos perder un minuto más.

En representación de Ekologistak Martxan