PAMPLONA. PAMPLONA. Osasuna se va cuajando como equipo y su consolidaciónrepercute en partidos excelentes, completos, como el de ayer.Camacho ha conseguido un conjunto armonioso y equilibrado, conuna potencia defensiva apreciable y una capacidad para golpear,para hacer daño en los últimos metros, que borra cualquier duda.La reconstrucción de la confianza era la labor fundamental enun equipo sometido durante demasiado tiempo a la tiranía de losresultados, a la dictadura del miedo, de la falta de autoestima.Osasuna parece que ha roto aquel caminar gris y timorato y, primero,está consiguiendo resultados y, segundo, con ellos, se está colocandoen disposición de escribir la historia de esta temporada de otromodo. Mirando quizás a otro sitio.
Osasuna no había sentenciado un encuentro con tanta solvenciaen mucho tiempo y, lo que es más importante, no había demostradoun poderío, un dominio de la situación tan rotundo en otras muchastardes. El partido de ayer fue una buena demostración de equilibrio,algo imprescindible para componer una temporada, por fin, alejadade la zona de las lamentaciones.
Los méritos de Osasuna estuvieron en su juego, suficiente paraatizarle tres goles en tan sólo media hora a un contrincantede alcurnia, pero, fundamentalmente, en el acierto de sus jugadoresdecisivos. Las prestaciones de la pareja que conforman Pandianiy Aranda están fuera de toda duda. El delantero uruguayo, quea cada jornada se comporta como un hombre más sabio con el balónen los pies, anotó dos goles decisivos para el discurrir delpartido. En al área, cerca de la portería, en un escenario quemaneja y conoce, Pandiani fue un coloso en medio de la tristey blanda zaga atlética. Demasiadas ventajas para un futbolistaque está en forma, que es ambicioso, que ahora mismo no perdonacasi ni una.
Aranda fue el otro honrado por el gol en ese inicio de partidodiabólico y monumental de los rojillos. El delantero malagueñoes un tipo sin miedo, que aparenta tener superados los complejosy la presión del oficio del goleador, y que busca y quiere hacerlobien. Ayer fue el oportunista en la enésima jugada de ataquede Osasuna del primer tiempo y cogió un rechace de Asenjo, desquiciadoy superado, para hacer el tercer tanto de la tarde. La parejade delanteros de Osasuna, dos futbolistas recuperados y exigidospor el entrenador -Camacho ha sido el que sacó al uruguayo delcorredor de los sentenciados y peleado la contratación del malagueño-,están en disposición de dar que hablar en esta temporada.
Los goleadores se llevan la fama y otros insisten en su reivindicacióncomo futbolistas importantes para este equipo. Desde que llegóa Osasuna, también en esta Liga, el aficionado ya reconoce comouno de los suyos a Camuñas. El futbolista madrileño es un hombreque siempre se quiere implicar en la historia de los partidosy, en contacto con el balón, también aspira a ofrecer buenastardes. Osasuna también se tiene que acostumbrar a Camuñas, porqueel atacante es un extremo incómodo, con habilidad para el regate,al que con continuidad en la llegada de balones se le puede sacarun partido mayor. En media hora, Osasuna había dado señales inequívocasde que se iba a comer al partido y al rival. Los tres goles pusierona este pobre Atlético -un equipo supervalorado, desequilibrado,ayer sin un plan para atacar el partido y sin voluntad para resolverproblemas- al borde del ridículo, ante un resultado de escándalo.Antes de que el equipo de Camacho cerrara el resultado con unmarcador inatacable, el conjunto madrileño estuvo muy cerca deincidir en la portería rojilla. Ricardo, superado por Agüeroen una acción peligrosa cuando reinaba el 1-0, se erigió comoun obstáculo insuperable e impidió que el Atlético, en un dobleremate consecutivo de Cleber Santana, diera un susto mayor.
Osasuna, que había hecho ocasiones y merecimientos para haberengordado su renta, se fue al descanso con el partido sentenciado,con tiempo de sobra para culminar la contienda con composturay fiesta. Agüero se tomó entonces el partido como una cuestiónpersonal y, con el resultado inabordable, se lanzó a la búsquedadel gol en una lucha locuela, tenaz y solitaria que no hizo sinoreivindicar el buen nombre del portero y defensas de Osasuna.Los partidos se ganan en las oportunidades que se marcan, perogeneralmente se complican y pierden por lo que se cede en laretaguardia. Osasuna, que del compás entre sus líneas puede hacerla virtud definitiva de este año, no lo permitió. El Atléticose marchó goleado y, con tiempo por delante, los rojillos seaplicaron a la digna tarea de ser un equipo riguroso. A abundaren sus mejoras.