"Rematé de cabeza, pero no recuerdo quién centró el balón?". "Sacó la falta Not?", le apunta el periodista. "Ah, Joaquín? ¡Qué gran persona!, se dedicó luego a representaciones. Y Rodés (el portero) murió. Con Aguirre, al que llamábamos Motri o el Charcha, estaba en la pensión del Otano; también falleció. Los jugadores de aquella época nos vemos a menudo. Javier Ederra, un defensa que transmitía mucho en el campo y en el vestuario. Y Calvo, que trabajó en un supermercado?. Y Luis Astráin, ¡que gran extremo?!".
Joaquín Jordana Arza, que ayer cumplió 70 años, no recuerda quien le pasó el balón en la jugada del primer gol marcado en El Sadar en partido oficial. Pero este hombre vital, humanista, cariñoso, podría pasar horas hablando de sus compañeros, "los de la navarrización" que dice él, siempre en tono elogioso, porque lo negativo en su etapa en Osasuna, si lo hubo, carece de relevancia.
Jordana era un extremo derecho veloz que aquella tarde de estreno ante el Sporting de Gijón no llevaba el 7 a la espalda, sino el 8 (el que identificaba al volante derecho). Ese cambio de dorsal era lo menos relevante en una campaña de cambios más profundos, en particular el de la mudanza de San Juan a El Sadar. "El cambio fue muy duro. Siempre he dicho que bajamos (a Tercera) aquella temporada porque no entrenábamos en El Sadar; solo lo hacíamos los jueves. No estábamos acostumbrados a la luz artificial y los focos nos deslumbraban", expone.
Hay que meterse en la piel del futbolista para entender que sus argumentos no son excusas. Y hace hincapié en dos peculiaridades extrañas al espectador. La primera: "No vivíamos en el campo". De estar casi a diario en San Juan a ir casi de visita cada quince días al nuevo estadio en el que el cemento no dejaba oír el ambiente de la grada en la caseta. "En San Juan, en la puerta del vestuario, había un agujero por el cual mirábamos mientras esperábamos salir al campo. Desde ahí se veía el ambiente que había en Graderío Sur y el ver como estaba nuestra gente antes de un partido condicionaba el ánimo". Y luego está la segunda incidencia: "En El Sadar perdimos las referencias". Para un extremo, las referencias son la valla, un anuncio, todo aquello que le permite ubicarse antes de centrar sin tener siquiera que levantar la cabeza.
los recuerdos
"Me impresiona volver al campo"
Jordana se desboca en la conversación como en sus tiempos de extremo. Volvamos al principio. "Pude marcar más goles en aquel partido. He hecho partidos horrorosos en Osasuna, pero aquel fue muy bueno. Había un pariente mío en la grada que me dijo: "¡Qué partido te has pegao Joaquín?". ¿Sabes quién era? Mi primo Juanito Arza (una leyenda del sevillismo), que quiso llevarme al Sevilla, pero mi madre no me dejó: decía que estaba muy lejos de casa. El portero del Sporting (García Cuervo) paró mucho, todavía me acuerdo. Ah, también marqué en el primer partido que jugamos en El Sadar, contra el Vitoria de Setúbal. Hice el tercero. El primero lo hizo Osaba de cabeza. Oye, que fue muy raro que no jugáramos el partido inaugural. Yo creo que eso no ha pasado en la historia: ¡que el equipo propietario no esté en la inauguración! Nos sacaron al campo, desfilamos, estuvimos allí de pie y nos dieron un cenicero de recuerdo. Los jugadores tratamos de convencer a la directiva de que cambiara los partidos, pero como se ve no lo conseguimos?".
Siete temporadas jugó Jordana en Osasuna: llegó a los 19 y se marchó con 26. Luego pasó tres más en el Palencia y acabó dictando las últimas lecciones en el Izarra con los chicos de su ciudad. Ahora, de tiempo en tiempo acude a El Sadar a ver a Osasuna. Visitó el estadio en verano junto a sus dos nietas. "Me impresiona volver al campo. Pienso en las carreras que he hecho ahí abajo y ahora se me hace un espacio grandísimo. Tengo en la cabeza la primera vez que lo vi lleno, con 25.000 personas, cuando jugamos contra el Espanyol (16 de noviembre de 1969): mira, se me pone la carne de gallina? Ahí he estado yo, me digo".
Quedamos en Estella para hablar de un gol y de un estadio, pero para Jordana lo relevante de su pasado osasunista son las personas: el bueno de Luciano Ozcoidi, sus compañeros de pensión Zamacona, Hormaeche, Montesinos, Martín?, las tertulias en el negocio de Eusebio Palotes, el conductor del autobús (Barillas), la salud de Sabino, aquella conversación con Miguel Jones en la que no captó el mensaje, el incidente con un periodista? Pero Joaquín Jordana no recordaba quién le pasó el balón en la jugada del primer gol en El Sadar.