Gijón - Osasuna fue el primero en dar un golpe de autoridad en la jornada y ganó en El Molinón, donde el Sporting es un equipo con su cuota de fiabilidad, empujado por una afición que también entiende de insuflar ánimo a los suyos. El equipo de Arrasate es el primero en meter presión a sus rivales directos y añade una jornada más a su contundencia como local otro éxito de visitante. El equipo de Arrasate fue mejor que el conjunto asturiano y demostró una solvencia y hechuras de grupo llamado a lo máximo, al ascenso. Seguro en la parte de atrás, sabiendo sufrir en los minutos de entusiasmo de los locales, con mucha dinamita del centro del campo hacia adelante, Osasuna se llevó los tres puntos sin que nada se pueda objetar.

Osasuna ganó en un partido que siempre tuvo controlado, incluso en los minutos de sobreexcitación local, tras el paso por los vestuarios, hubo sobriedad como para capear el ánimo de los gijoneses, ayer un conjunto desquiciado, con problemas, al que no le salió casi nada. Algo también tuvo que ver Osasuna en eso.

A la segunda oportunidad, con poco más de una semana de entrenamientos, Arrasate le dio la alternativa en el once titular a Rober Ibáñez. El atacante ha llegado como refuerzo de verdad en el mercado de invierno y esa vitola parece que no va a quedar en el cajón, sino que va tener protagonismo. Junto a él, Brandon fue la otra novedad en el once porque el perfil del delantero se adapta más a la combatividad y a la insolencia, mejor insistencia, con la que a los equipos les gusta dibujarse lejos de casa.

Y pese a ir guardando esa pinta de equipo ambicioso durante unos minutos, mientras estuvo aterrizando en el partido, viendo qué proponía el de enfrente, Osasuna fue mejor en el primer tiempo. Pasado el ecuador del primer acto, fue mucho mejor. El equipo de Arrasate jugó definitivamente en el medio campo de su rival y sometió a un dominio claro al Sporting. Con aire en el ataque con ese juego de traviesos de Rubén García y Brandon, los rojillos fueron cayendo en paulatinas oleadas sobre la portería rival. Unai dispuso de un cabezazo tras una falta, a Torres le desviaron a córner con la punta de la bota cuando acababa de rematar casi desde el área pequeña y varias ocasiones más se fueron desencadenando como un pequeño torbellino que tenía al Sporting asustado en su área. En uno de los córners entre tanto suceso, Oier marcó a la media vuelta en una jugada en la que todos los rojillos participantes en la acción expusieron más fe. Desde Rubén García tocando en el primer palo, hasta David García en el segundo dejando el balón para el remate del capitán.

Desmelenado terminó Osasuna el primer tiempo, incluso a punto de marcar en la jugada siguiente al gol tras una galopada de Mérida que concluyó en un zapatazo que se marchó junto a un poste. Un festival de despedida en la primera mitad dibujaba a un equipo rojillo muy superior, más equilibrado en todas las facetas del juego, con sosiego con la pelota y disciplina y rigor sin ella.

Aunque apartado de la zona alta, el Sporting no deja de ser un equipo con tradición que luce esa solera en El Molinón por puro concepto de club. El estadio también te dice eso, que siempre hay tela que cortar ahí, pero el conjunto asturiano necesitaba algo más para meterse en el partido. Quizás eso le ayudó a regresar tras el paso por los vestuarios en el descanso con algo más de ímpetu, pero similar ausencia de ciencia. Con coraje y corazón jugó el Sporting los primeros minutos del segundo tiempo para incomodar a Osasuna.

A la contra estuvo a punto entonces Osasuna de sentenciar el partido. Exhibiendo de nuevo una condición física excelente, los rojillos hicieron de una defensa con todo el mundo un contragolpe con un montón de personal apuntado a la cabalgada. Rober Ibáñez, Rubén García, Brandon y Torres se aplicaron a la carga, pero el remate del último se fue a la grada cuando parecía lo más difícil.

Había que ver lo que le aguantaba la gasolina al Sporting porque estaba quemando mucha en los primeros veinte minutos. Había decidido hacer un partido a pecho descubierto y eso tiene sus riesgos. Osasuna sentenció el partido en medio del derroche local. Esta vez Roberto Torres no decidió colocar el remate final y aseguró en el recuadro de la portería. La demostración de suficiencia de Osasuna era apabullante y quedaban veinte minutos por delante. Minutos en los que Torres y Barja estuvieron a punto de ampliar el marcador.

Con tres puntos en el partido del viernes, Osasuna contempla relajado cómo se tienen que poner las pilas otros. Es lo que tiene dormir como líder y ser ahora el mejor de la Liga además del primero.

SportingOsasuna

3Tiros a puerta4

6Tiros fuera8

3Ocasiones de gol6

15Faltas cometidas15

69Balones recuperados69

4Córners4

5Fueras de juego0

51%Posesión49%

2Intervenciones del portero3