pamplona - A las seis y media de la mañana se levanta cada mañana Maite Garde para ir a trabajar. Ayer no fue una excepción. Después de un domingo inolvidable, toca retomar la rutina. Por la tarde, entrenamiento para preparar el siguiente partido. Quedan cinco de Liga y Osasuna quiere sumar los 15 puntos.

“Si esto es un sueño, que nadie nos despierte. 10.250 gracias”, puso ayer en Twitter.

-Sí. Nunca pensábamos que íbamos a vivir algo parecido, y menos de la manera en la que se dio, campo lleno, ganar al Eibar... Fue un día completo. Aún, hasta que aterricemos, van a pasar unos días, porque fue todo muy bonito.

¿Cómo controló las emociones?

-Ha sido inevitable estar muy nerviosas toda la semana y, sobre todo, en el calentamiento previo al partido. El ambiente era muy diferente al de otros días. Por momentos era muy difícil evadirte de lo que era la grada, pero cuando el árbitro pitó el final, ahí empezó nuestra fiesta. Hasta ese momento no fuimos conscientes de lo que teníamos alrededor. Todo el mundo estaba disfrutando, pero para nosotras era el partido más importante de la temporada y nos jugábamos más que tres puntos. Con el pitido final llegaron los abrazos, mis compañeras llorando y ahí disfrutamos de la fiesta.

Una vez terminado el partido, ni las jugadoras se querían ir del campo, ni el público se movía de la grada.

-Sólo queríamos agradecer a esas 10.000 personas que fueron porque creo que no son conscientes de lo que nos hicieron sentir y del empuje que nos dieron en el campo. Esto no se había vivido nunca en Navarra ni en un campo de Segunda División femenina. No nos queríamos ir porque era un sueño hecho realidad. A diferencia de otros equipos, nosotras somos todas rojillas y defender la camiseta del equipo de tu tierra y en el estadio de tu tierra no se paga con dinero. Eso hace que nuestras emociones se multipliquen por mil. Para nosotras es un sueño cada domingo ponernos la camiseta de Osasuna, pero ya hacerlo en El Sadar y ante la afición, es lo máximo y sólo podemos dar las gracias. Somos un equipo humilde, no estamos en los focos ni en los medios habitualmente y para nosotras era muy importante que la gente supiera lo agradecidas que estábamos. Por eso queríamos dar la vuelta al estadio para dar las gracias a la gente por venir a animarnos para lograr los tres puntos y para que el fútbol femenino vaya creciendo.

¿Acusaron el cansancio por las dimensiones y la hierba natural?

-Más que por el tamaño, por la hierba natural las piernas se cargan más al ser una superficie diferente a la nuestras. Los últimos 15 minutos, tanto a ellas como a nosotras se nos notaba. Siempre había escuchado a los futbolistas decir que se sentía el apoyo de la afición desde el campo y el domingo puedo decir que la afición fue la jugadora número 12 porque cuando el partido se puso cuesta arriba, cuando el Eibar empezó a apretar más, las piernas iban solas con el apoyo de la gente.

Están a cuatro puntos del líder, el Alavés.

-Sí. Había que ganar para seguir soñando. Deportivamente hablando, ya no era un partido cualquiera. Quedan cinco jornadas y vamos a ir partido a partido. Ojalá podamos jugar el play off de ascenso a Primera, pero no tenemos ninguna presión porque nuestro objetivo a principio de temporada era subir a Primera B y la presión es para el Alavés. Todo lo que venga a partir de ahora es un premio y hay que disfrutarlo.

Un apoyo también al fútbol femenino.

-Vi a un montón de excompañeras en la grada y ellas han sido las pioneras, las que nos han abierto el camino a nosotras, pero es gracias a ellas que nosotras hemos podido vivir un día así. Yo tengo la gran suerte de haber jugado ese partido, pero esto es un premio para todas, que cada una vivió a su manera. Hemos tenido que superar muchas circunstancias malas en el fútbol femenino y lo vivido el domingo es increíble.

En el partido se unió la trascendencia deportiva del partido, el apoyo al fútbol femenino, la reivindicación de la mujer tras el 8 de marzo...

-Sí. Estaban todos los ingredientes para que fuera un domingo perfecto. Era más que un partido de fútbol femenino y así se demostró. El domingo ganamos todas. Ganó el fútbol femenino y ganó la sociedad. Aún quedan mucho pasitos por dar para conseguir esa igualdad que queremos en la sociedad, pero estas cosas hacen que se vaya consiguiendo esa igualdad entre el hombre y la mujer. Lo que hace falta es que un niño y una niña tengan en la vida las mismas oportunidades y que los dos puedan cumplir sus sueños. Me hizo mucha ilusión ver a tanto niño en las gradas. Esto es algo histórico en Navarra y lo bonito es que mucha gente estaba feliz. Que se mueva tanta gente para un deporte femenino es muy grande. Se derribaron un montón de barreras en 90 minutos. A mí de pequeña no me dejaban jugar con los chicos. Cada generación tiene lo suyo y si estamos abriendo camino, es maravilloso para las que vienen detrás. Lo duro lo vivieron las pioneras del fútbol femenino. Yo estoy en la generación intermedia, porque me ha tocado vivir cosas malas, pero ahora estoy viviendo cosas increíbles. Las peores, cuando estábamos discriminadas en algunos clubes, no teníamos campos para entrenar, la disolución de los equipos... Momentos duros que me hacen valorar lo que tengo. Ahora estoy en el equipo de mi vida, de mi tierra y jugar en Osasuna me hace feliz.

Mai ya ha cumplido su sueño.

-Sí. No todo el mundo va a poder jugar un partido en El Sadar con la camiseta de Osasuna ante más de 10.000 personas, pero si a mí me lo dicen hace cinco años también hubiera dicho que era imposible. Eso significa que por muy difícil que sean las cosas, hay que intentarlo porque se pueden conseguir y los sueños se hacen realidad.

¿Les han dicho si habrá otro partido en El Sadar?

-Nosotras somos felices con el trato del club y la fuerte apuesta que está haciendo por nosotras. Estamos muy agradecidas y lo único que tenemos que hacer es devolvérselo en el campo. Creo que el club va a hacer todo lo posible para que algún día se vuelva a jugar en El Sadar, pero no es una prioridad. Nuestra prioridad es ganar los últimos cinco partidos de Liga y a ver hasta dónde podemos llegar.

Si el próximo partido en casa va más gente de lo habitual a verles en Tajonar, ¿se habrá dado un paso?

-Si hemos conseguido que gente haya descubierto el fútbol femenino y que a muchos niños y niñas les guste, objetivo más que cumplido para nosotras.

Fecha y lugar de nacimiento. 26-10-1987, Pamplona.

Lugar de residencia. Vive en Nuevo Artica, aunque se considera de Mendióroz, el pueblo de su padre.

Trabajo. Socorrista y monitora en el Aquavox del Casco Viejo de Pamplona.

Trayectoria. En el colegio ya entrenaba con chicos, pero no le estaba permitido jugar con ellos. Su primer equipo fue el Burladés. Después le llamó el Amaya, junto a su hermana Bea, y continuó con ella en el Lodosa. Después fichó por el Mariño de Irun. Al año regresó a Osasuna. Posteriormente fichó por el Lagunak, donde jugó en Primera División. Pasó a fútbol sala y jugó en Orvina (dos años en Primera) y Txantrea. Regresó al fútbol la temporada pasada y fichó por Osasuna.

Familia futbolera. Tanto Mai como sus hermanas y sus padres son grandes aficionados al fútbol y socios de Osasuna. Raquel es la hermana mayor. Bea también ha jugado a fútbol con Mai. A los 21 años Bea eligió el fútbol sala y durante muchos años ha pertenecido al Orvina, con quien jugó en Primera División de fútbol sala.