Partidazo en El Sadar en el que Osasuna se quedó sin puntos por asuntos en los que debería de hacer autocríticas y también críticas, en este caso, al estamento arbitral.

Lo primero, mirar hacia adentro para evitar errores tan groseros como los que se cometieron ayer y que ayudaron a que la Real desplegase durante la primera parte una exhibición y dominio no visto en El Sadar en la época de Arrasate. Estupiñán falló en tres de los cuatro goles. En dos (primero y cuarto) por no tirar la línea del fuera de juego como debería mientras que en el segundo erra gravemente en el control. Tres errores que costaron otros tantos goles. El ecuatoriano apunta a jugador de altos vuelos, pero para lograrlo debe de corregir esos errores urgentemente.

Pero sin duda el mayor problema de ayer fue la expulsión de Roncaglia. Otra vez. El argentino debe de pensar la importancia de sus actos. Habrá jugado en la Champions y nadie discute su calidad, pero la cantidad de errores, rojas y penaltis que lleva en este tramo de la temporada no es normal. Braulio tendrá que valorar seriamente si en este mercado de invierno interesa alguien que pueda jugar en los laterales cuando no esté Nacho y cuando Estupiñán necesite un descanso (hoy ha dejado de jugar los tres primeros minutos de la temporada).

Y es que la autoexpulsión de Roncaglia frenó en seco la remontada rojilla, iniciada por un testarazo de Aridane y lanzada por una obra de arte del Chimy. La Real estaba inmersa en medio de un infierno después de ver el encuentro materialmente ganado y ese error gravísimo del defensa rojillo le quitó un buen rato de susto.

Isak aprovechó otro error, algo que en un equipo común habría cerrado el partido, pero no es el caso de los rojillos. El Chimy se apañó a base de pelear para marcar un tercer gol y aún dejar un hilillo de vida.

Pero donde Osasuna tiene que realizar críticas es en la actitud arbitral. Otra vez. Parece que este mes la han cogido con Osasuna. De nuevo dos acciones dudosas. Una, la falta de Zubeldia a Rubén que debería haber supuesto la segunda amarilla al de la Real Sociedad. No es falta, pero si el colegiado apreció que sí no se entiende que no mostrase amarilla. La segunda, el penalti a Mérida. Le Normand llega tarde y, aunque golpee cabeza con cabeza, arrolla al de Osasuna. Ni revisarlo. Como dijo Arrasate, ya empieza a ser costumbre.

P.D: No vuelvan a poner un derbi a las 14.00 horas, gracias, matan todo el prepartido. Y Osasuna, visto lo visto, tampoco se siente muy cómodo a esa hora.