- A Chimy Ávila (Rosario, Argentina, 6/2/1994), que responde al nombre de pila de Luis Ezequiel, le ha pillado el confinamiento por la pandemia mundial de coronavirus en Pamplona, donde reside desde que el pasado verano se convirtiera en el fichaje estrella de Osasuna.

El parón liguero (y desde hoy de toda la actividad no esencial, como anunció el sábado Pedro Sánchez) motivado por el intento de frenar la expansión del COVID-19 le alcanza al atacante rojillo recuperándose de una grave lesión en su rodilla izquierda, la que le mantiene en el dique seco desde finales del mes de enero.

Y de todo ello habla en conversación telefónica con este periódico el argentino, que afronta la complicada y cambiante situación actual con cierta tristeza, pero también con el optimismo de a quien la vida le ha golpeado en multitud de ocasiones (la pobreza, la enfermedad de una de sus hijas...) y siempre ha conseguido levantarse de la lona.

¿Como está llevando el confinamiento en casa para frenar la propagación del virus?

-La verdad es que es un poco triste lo que está sucediendo y tener que estar en casa encerrados, pero hay que hacer las cosas bien, hacer caso, y la verdad es que con las niñas se pasan rápido las horas.

¿Se lleva mejor con compañía?

-Sí, estoy en casa con mi mamá (Graciela), mis dos hermanitos (Franco y Ezel), mi mujer (María) y mis dos hijas (Eluney y Shoemi), y estando acompañado todo es más fácil. En cambio, la situación es un poco más triste para esa gente que no tiene compañía.

¿Qué opina de la pandemia, con miles de contagiados y fallecidos en casi dos centenares de países de todo el mundo?

-Es una tristeza muy grande. Uno lo mira de afuera, pero para el que lo está padeciendo es feo, porque se te muere un familiar y otras muchas cosas que hace que lo que está pasando en todo el mundo sea más triste aún.

Usted se ha confesado como una persona muy creyente y que reza a menudo. ¿También lo hace ahora?

-Sí, siempre, porque yo tengo a mi familia en Argentina en un barrio humilde (Empalme Graneros, en Rosario) y, como puede pasar en otras partes del mundo, los riesgos de contagio son mucho más altos, aunque, gracias a Dios, todos los miembros de mi familia están sanos y espero que no se contagien.

Es un buen motivo para rezar...

-Por eso mismo, pero quizás a veces esperamos a que pasen cosas como estas para ver que tenemos que estar todos unidos, pero creo que esto también tiene un porqué.

¿Cuál es?

-Tal vez valorar más el día a día y a las persona que tenemos al lado, valorar más la vida, de todo un poco.

Usted se encuentra en plena recuperación de una grave lesión de rodilla. ¿Influye a día de hoy el estado de alarma en su rehabilitación?

-Puedo seguir haciéndola. Como estoy en clínica, me permiten ir a rehabilitación, aunque siempre con las mayores precauciones, como la higiene, sobre todo cuando regreso a casa, porque tengo a mis hijas y soy muy precavido en esas cosas.

¿Cómo lo hace?

-Cuando vuelvo de entrenar, subo directamente del garaje a la planta donde está mi habitación, me saco toda la ropa, la pongo en una bolsita, me baño bien y luego salgo a saludar a las niñas. Cuando uno tiene familia y ve que esto no es joda, toma la mayor precaución posible. Voy dos veces por día a la clínica y al volver a casa hago hielo (aplicar frío en la rodilla lesionada) y también procuro entrenarme por mi cuenta. Me armé un mini gimnasio y hago algunas cosas.

¿Cómo evoluciona su rodilla?

-Lo vamos llevando poco a poco. Sabemos que es una lesión jodida, que hay que tratarla bien, que la plastia necesita su tiempo, así que la vamos llevando a paso firme, aunque lento a la vez para no apresurarnos.

Usted se quedó sin jugar a fútbol por culpa de una lesión, pero ahora nadie puede hacerlo.

-Sí, a veces digo que es una pena por todos los compañeros, por todo el mundo del fútbol y por los aficionados, pero a mí me ayuda porque así me pierdo menos partidos y entonces volveré más fuerte que nunca.

De momento se están aplazando partidos (dos jornadas ya de las 11 que quedan por disputarse en Primera). ¿Qué cree que va a pasar con la competición?

-A mí, pase lo que pase, no me quita de la lesión. No es que me dé igual, pero la decisión que se tome la tengo que aceptar.

Se especula con la opción de que la Liga se suspenda. ¿Consideraría justo que se mantuviera la clasificación tal y como está?

-No, pienso que es un poco injusto para los que pelean por salvarse y para los que pelean por ascender, pero insisto en que a mí no me va a modificar nada en mi lesión, en avanzar en mi recuperación si esto sigue parado.

Si se adopta esta medida, a Osasuna, 11º con 34 puntos, tampoco le influiría a efectos clasificatorios.

-Sí, porque se trabajó mucho y hubo mucho sacrificio a nivel de grupo, pero la verdad es que uno luchaba por la salvación y eso también lo veo como: lo tengo tan a mano que, si no se juega más, sería un poco triste. Pero insisto en que sabemos que la decisión la toma la Liga y nosotros tenemos que adaptarnos a eso.

Algunos clubes han anunciado un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) y otros estudian la posibilidad de aplicar rebajas salariales a los jugadores, negociadas en el caso de Osasuna.

-A mí no me llamó nadie del club ni tampoco quise preguntar, ni tampoco enterarme. De eso se encarga el capitán y, cuando el capitán sepa algo, nos va a decir, pero mientras tanto no le doy mucha importancia a eso. Tengo la cabeza concentrada en recuperarme de la lesión y, sobre lo otro, que pase lo que tenga que pasar. Tengo la cabeza en hacer todo lo mejor posible para volver al 100%.

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Hasta su lesión, Chimy Ávila había anotado 11 goles en sus 22 partidos oficiales con Osasuna: 9 en 20 compromisos ligueros y 2 en otros tantos duelos de Copa.

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El delantero argentino tiene una cláusula de rescisión de 25 millones de euros, aunque en caso de una venta por un importe superior a los 15 millones, uno iría para San Lorenzo de Almagro, el equipo que el pasado verano le traspasó a Osasuna por 2,7 millones más incentivos por objetivos.

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Chimy se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda el pasado 24 de enero en un Osasuna-Levante (2-0).

"Si no se juega más, sería un poco triste e injusto, pero la decisión la toma la Liga y la tendremos que aceptar"

"A veces digo que es una pena que no se pueda jugar, pero a mí me ayuda porque así me pierdo menos partidos"

"Al volver de la rehabilitación, subo directo a mi habitación, me saco la ropa, me baño y luego salgo a saludar a mis hijas"