- Osasuna ya sabía que el calendario se le empinaba para cuando regresara del parón, porque los partidos contra la Real Sociedad, el equipo más en forma antes del stop por la pandemia; el Atlético de MadridValenciaChampions

Los hechos han dado la razón a las previsiones, no ya en forma de las sabidas dificultades, sino en los malos resultados con el matiz negativo del rendimiento del equipo. Solo ante la Real (1-1) se compitió bien y se llevó el partido a una contienda igualada. Contra el Atlético de Madrid (0-5) y el domingo con el Valencia (2-0), Osasuna firmó los peores minutos en mucho tiempo, de los peores con Arrasate en el banquillo.

El balance no deja lugar a dudas. Un punto de los nueve posibles, ocho goles en contra y solo uno a favor habla de un evidente problema defensivo, también de un exiguo bagaje atacante. También habrá que repartir responsabilidades entre la categoría de los contrincantes, con futbolistas cotizados y de primer nivel entre sus filas -Joao Felix le marcó dos goles a Osasuna y le costó al Atlético de Madrid 127 millones de euros y Guedes, goleador y asistente del Valencia el domingo, supuso un desembolso de 40 millones por ejemplo-, aunque lo que ha corrido de cuenta de Osasuna -su capacidad para plantear oposición- no ha sido bueno.

Al equipo rojillo no le ha dado para estar al nivel competitivo en las dos últimas citas -aquí se ha abierto un espacio para la autocrítica y reflexión-, pero ahora se viene encima otro tramo de tres encuentros con otros contrincantes de perfil muy distinto.

Alavés, Leganés y Eibar miran hacia otra parte de la clasificación, hacia otra más ardiente, y deberían ser, en apariencia, más accesibles que los tres anteriores del calendario. Sus necesidades, su pelea por la salvación, también van a incrementar tanto la exigencia de los partidos, cada vez auténticas finales para todo el mundo, como la mayor posibilidad de lograr algún resultado positivo. Las tramas se enredan y Osasuna también sabe que de salir airoso de esta serie de partidos -una recaudación de puntos adecuada-, la permanencia debería quedar prácticamente finiquitada.

Él Alavés mañana va a ser un torbellino furioso después de haber encajado una goleada exagerada y engañosa en Vigo ante el Celta (6-0); el Leganés apura sus opciones de permanencia, aunque con Javier Aguirre se ha convertido en un equipo mucho más difícil y combativo, y el Eibar de Mendilibar será en Ipurua un contrincante que siempre reclama lo máximo, áspero y nunca vencido. Cuando se pase este trío de partidos, con cinco solo para terminar el campeonato, las cuentas de la permanencia se podrán hacer casi sin error.

A Osasuna le toca cambiar el paso porque sus últimos resultados así lo exijen, como también sus contricantes le van a plantear partidos distintos, para lo bueno y básicamente para lo malo.

Tres distintos. Tras jugar contra Real Sociedad, Atlético de Madrid y Valencia, Osasuna inicia mañana una serie de tres partidos contra Alavés (35 puntos), Leganés (24 puntos antes de iniciar esta jornada) y Eibar (29). En consecuencia, rivales directos por la salvación.

Mal balance. En los tres primeros encuentros tras el retorno, el equipo de Arrasate ha firmado un balance muy malo: un punto de los nueve posibles, un gol a favor y ocho en contra.

Y cinco para terminar. Tras la serie de tres encuentros contra rivales directos, Osasuna afrontará los cinco últimos con la posibilidad de hacer las cuentas definitivas.