- Osasuna vuelve a jugar en El Sadar, hecho siempre excitante para el aficionado rojillo pero en el que en esta ocasión se cruzan muchas circunstancias especiales. Los jugadores retornan a un estadio irreconocible después de haber avanzado las obras de ampliación, próximas a culminar -hay nuevo césped, una nueva altura que rodea al césped-, y vuelven a hacerlo sin público, algo que por sabido no deja de ser un factor en contra para mantener el fuego de la caldera que ha sido siempre el estadio pamplonés. El hincha rojillo también se está perdiendo en directo al Osasuna más trepidante de los últimos tiempos. Un vacío general para este año de conmemoración del centenario.

Osasuna retorna a su estadio, donde jugó su último encuentro oficial no hace tanto tiempo, porque la Liga rediseñada por la covid hizo que se diera carpetazo al campeonato el 19 de julio, ante el Mallorca (2-2).

El equipo de Arrasate sumó 28 puntos como local -siete triunfos y siete empates- y el hecho de jugar sin público durante cinco encuentros por culpa de la pandemia tampoco afectó especialmente a su rendimiento. Salvo por el correctivo frente al Atlético de Madrid (0-5) -el equipo de Simeone, que atravesaba un gran estado de forma entonces, fue el equipo que más diferencia futbolística demostró en El Sadar-, en los otro cuatro compromisos se sumaron puntos, incluidas dos victorias muy trabajadas con Leganés y Celta, el empate con el rocoso Getafe o la igualada casi sin historia de la última jornada con el Mallorca, con el torneo ventilado. Es decir, se lograron ocho puntos de los quince posibles.

Con la suficiente experiencia a sus espaldas para haber superado el trance peculiar de su jugar sin público -once encuentros del curso pasado y se llevan dos de éste-, los jugadores ya saben deberán incrementar su motivación para intentar equilibrar la pasión que les llegada desde la grada en otros tiempos. Estar en casa se debería notar.

CON PÚBLICO

Agosto

Septiembre

Noviembre

Diciembre

Enero

Febrero

Marzo

SIN PÚBLICO

Junio

Julio