Oier Sanjurjo va de celebración en celebración. Si el pasado sábado tuvo el honor de lucir en El Sadar el brazalete de capitán de Osasuna en el partido contra el Athletic (1-0) en una fecha especialmente señalada por ser la del centenario del club, el próximo tiene la oportunidad de alcanzar una cifra redonda en su estadística personal, una hoja de servicios con unos números impresionantes. Y es que, si el estellés juega contra el Atlético, disputará su partido 300 con el primer equipo rojillo, una cifra tremenda y al alcance de un puñado de privilegiados.

Es un hecho que Oier Sanjurjo, de 34 años, ha defendido la elástica de Osasuna en 299 ocasiones, teniendo únicamente en cuenta las competiciones oficiales (la Liga de Primera y Segunda División, la promoción de ascenso a la máxima categoría y la Copa del Rey), mientras que su participación en el choque del sábado contra el Atlético en El Sadar corresponde al mundo de las conjeturas, más aún con un entrenador como Jagoba Arrasate, con el que resulta complicado realizar pronósticos sobre sus onces iniciales (más aún acertarlos). Pero con el capitán se puede hacer una excepción, puesto que se ha convertido en una prolongación del técnico en el campo y ha participado de inicio en los seis primeros partidos del presente ejercicio, por lo que todo apunta a que el estellés, salvo contratiempo o sorpresa mayúscula, se mantendrá en la alineación titular que reciba al cuadro colchonero.

Tienen especial mérito los registros de Oier porque, a pesar de contar para casi todos los entrenadores que le han dirigido a lo largo de su carrera profesional, el actual capitán de Osasuna se lo ha tenido que currar. Y mucho. Para empezar, para debutar con el primer equipo rojillo, algo que logró el 12 de diciembre de 2007, es decir, hace ya casi 13 años, en el partido de ida de una eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Fue Ziganda quien le dio la alternativa y lo hizo en El Sadar, donde el conjunto navarro derrotó al Mallorca (2-0), renta que sin embargo no pudo defender en el choque de vuelta, en el que cayó eliminado tras perder con estrépito en Palma (4-0). Pero allí ya no estuvo Oier, que no volvió a tener una oportunidad hasta el curso siguiente.

Al navarro se le ha valorado siempre por su entrega y su polivalencia, sus dos grandes virtudes. En su debut actuó de lateral izquierdo y después ha jugado en todas las posiciones, menos de portero y delantero, aunque dotes no le faltan para esta última demarcación, sobre todo por su facilidad para destacar en el juego aéreo pese a no ser, ni de lejos, de los más altos de la plantilla ni tampoco de la Liga (no llega al 1,80 por muy poco). Tampoco le ha faltado perseverancia, como cuando tuvo que salir cedido al Celta en busca de minutos y como cuando se quedó en el club cuando peor pintaban las cosas pese a tener ofertas más suculentas. Solo así se entiende que Oier esté a un partido de los 300 con Osasuna.

Detalles

Tres ascensos a Primera. A los dos ascensos con Osasuna (2015-16 y 2018-19), Oier puede añardir el que consiguió en la temporada 2011-12 con el Celta, donde estuvo cedido un curso en busca de minutos.

Contrato hasta 2022. El estellés llegó recientemente a un acuerdo con Osasuna para ampliar su contrato hasta 2022 y con 10 millones de cláusula.