La actual situación deportiva que atraviesa Osasuna no da lugar a tirar cohetes, pues, como reconoció su técnico tras la derrota ante el Betis, es la peor desde que Jagoba Arrasate está al mando de la nave rojilla, por la situación clasificatoria, pero no es la primera vez que Osasuna se encuentra en puestos de descenso a una categoría inferior bajo las órdenes del vizcaíno.

Arrasate, al que se le atribuyen los recientes méritos deportivos del club -el ascenso a Primera División como campeón de Segunda, los 31 partidos consecutivos sin perder como local en El Sadar, o el hecho de haber dotado al equipo de una identidad propia-, no tuvo el inicio soñado, pues Osasuna consiguió una victoria en los primeros seis partidos, llegando a estar durante dos jornadas en los puestos a descenso a Segunda División B.

Ahora, sí que es verdad -admitido por el mismo preparador rojillo- que el equipo ha perdido esa identidad que le caracterizó la pasada campaña y las alarmas han saltado en Tajonar, conscientes del reto deportivo que el club tiene ante sí, y la importancia de los próximos partidos fijados en el calendario para revertir dicha situación.

Diciembre es un mes marcado en rojo por parte de la entidad rojilla -que debe afrontar sus próximos compromisos ligueros ante el Valladolid, el Villarreal, el Elche y el Alavés, además del enfrentamiento copero ante el Tomares- y es por ello por lo que las alarmas han saltado.

Sin embargo, en su trayectoria como entrenador, Jagoba Arrasate tiene un dato esperanzador para intentar cambiar el rumbo de Osasuna precisamente ante su próximo rival, el Real Valladolid, al que el entrenador de Berriatua cuenta con una derrota en diez encuentros ante los pucelanos.

Arrasate cuenta con un bagaje de tres victorias, una derrota y seis empates divididos en los tres equipos en los que ha militado como primer entrenador (Real Sociedad, Numancia y Osasuna) en la decena de partidos en los que se ha medido al cuadro vallisoletano.

Con el club navarro ha sumado dos empates, ambos durante la última campaña, en la que los rojillos no pudieron vencer en los dos encuentros en los que se vieron las caras. En El Sadar no hubo goles en un duelo igualado y poco vistoso, mientras que en Pucela, la igualdad quedó reflejada en el marcador gracias al tanto de Robert Ibáñez en el tramo final de la contienda, que sirvió para contrarrestar el gol inicial de Pablo Hervías, exjugador rojillo, que convirtió un espectacular lanzamiento de falta pasada la hora de juego.

Arrasate no ha conseguido nunca vencer a los castellanos por más de un gol de diferencia (2-1/2-3/1-0). Su única derrota se dio en la temporada 2017/2018 cuando entrenaba al Numancia (0-1) con Íñigo Pérez como encargado de operaciones en medio campo.

Por lo tanto, el míster del conjunto navarro espera continuar con la buena dinámica ante el Real Valladolid, un club que también llega en horas bajas al trascendental duelo de esta jornada.

Íñigo Pérez, protagonista de la única derrota de Arrasate ante el Valladolid, es duda de última hora para el encuentro. El centrocampista navarro no se ha ejercitado junto a sus compañeros en las dos últimas sesiones de entrenamiento -falta por ver si lo puede hacer en la que se va a desarrollar a puerta cerrada esta mañana en Tajonar- al tener menor carga de trabajo. En caso de no poder contar con él, Juan Cruz se postularía como el principal candidato a ocupar la demarcación de lateral izquierdo, aunque Facundo Roncaglia y Nacho Vidal podrían ocupar esa posición, y ambos lo harían a pierna cambiada. Otro cantar será si Arrasate decide cambiar el sistema.