Aunque la relación de Osasuna con el VAR lleva camino de convertirse este curso en un drama, si no lo es ya, lo que ocurrió ayer con la herramienta de videoarbitraje y quienes la utilizan se pareció más a un esperpento. Porque a Osasuna le escamotearon un penalti por una mano de Quini dentro del área, que el árbitro no valoró al señalar una inexistente falta previa de Calleri después de casi cuatro minutos de revisión; y, acto seguido, ni Estrada Fernández, árbitro del encuentro, ni Iglesias Villanueva, responsable del VAR, apreciaron una pena máxima de Rubén García sobre Luis Suárez.

Toda esta sucesión de despropósitos se produjo en un lapso de tiempo de 10 minutos no aptos para cardiacos. Y es que todo ocurrió con un apretado 2-1 en el marcador, con Osasuna defendiendo con uñas y dientes su renta y el Granada quemando sus naves en busca de la igualada.

Después de una primera parte en la que los rojillos se adelantaron gracias a dos goles de Budimir, el conjunto nazarí recortó distancias merced a un tanto de Luis Suárez a los cinco minutos de la reanudación. Con las espadas en todo lo alto y ambos equipos persiguiendo sus retos (Osasuna, ampliar su ventaja; el Granada, neutralizar la de su rival), llegaron los momentos más polémicos del duelo.

Corría el minuto 70 de partido cuando Calleri, sustituto de Budimir en el descanso, inició una cabalgada por la banda derecha que terminó con un buen centro y un remate de Rubén García que impactó en la mano de Quini. El árbitro, que no apreció penalti en la acción, detuvo el juego para que la jugada fuera revisada. Después de unos minutos de alta tensión en el campo y en los banquillos, a Estrada Fernández le tocó acudir al monitor para él mismo analizar la repetición y, después de casi cuatro minutos de incertidumbre, tomó la sorprendente decisión de señalar una inexistente falta previa de Calleri sobre Germán antes de que el argentino centrara, mostrarle una tarjeta amarilla por "golpear con la mano en la cara de un adversario de manera temeraria" y dejar sin efecto todo lo que ocurrió a continuación, es decir, el claro penalti por mano de Quini.

El balón impacta en la mano de Quini.

Forcejeo entre Calleri y Germán.

De esta forma, el colegiado del encuentro convirtió en falta de Calleri un simple forcejeo entre el argentino y Germán, ya que el central del Granada también sujetó al rojillo en la acción, y para colmo amonestó al segundo entrenador de Osasuna, Bittor Alkiza, por protestar esta decisión. Más vale que el equipo de Jagoba Arrasate marcó luego el 3-1 para asegurarse el triunfo. Y más vale también que ni el árbitro ni los encargados del VAR entendieron antes como penalti una patada de Rubén García a Luis Suárez dentro del área rojilla en el minuto 79 y aún con 2-1 en el marcador. Fue el colofón al esperpento con un penalti birlado a Osasuna y otro en su contra que le perdonaron. Cosas del inexplicable VAR.

Amarilla a Calleri. "En el minuto 74, el jugador Jonathan Calleri fue amonestado por el siguiente motivo: por golpear con la mano en la cara de un adversario de manera temeraria en la disputa del balón".

Amarilla a Alkiza. "En el minuto 76, el técnico Bittor Alkiza fue amonestado por realizar gestos en señal de disconformidad con una de mis decisiones".

Penalti de Rubén.