En el colmo del reparto equitativo, Osasuna ha sumado sus 34 puntos en dos partes iguales distribuidas 17 en los encuentros de casa y en otros tantos en los partidos de fuera. No se puede ser más aseado como visitante y correcto en plan anfitrión. El equipo rojillo es un buen ejemplo de lo que la ausencia del público puede generar en un estadio. El Sadar vacío y ahora remodelado es muy bonito, pero no deja de ser un armazón sin el fuego de sus hinchas que se encarga de poner en combustión a los suyos y ayudar a carbonizar a sus rivales.

Osasuna ha firmado fuera de casa 17 puntos en quince partidos merced a cuatro victorias y cinco empates, mientras que en El Sadar también has llegado los mismos puntos con el mismo recorrido de triunfos e igualadas. La prueba del algodón de que el estadio pamplonés a pleno rendimiento juega más que en otros sitios lo ratifica el hecho de que todos los equipos de Primera ganan más puntos en casa que fuera.

Se sale de esta situación como rara avis el Eibar. El conjunto que dirige Mendilibar es el último clasificado con un comportamiento en casa y fuera incomprensible. Los guipuzcoanos han logrado solo nueve puntos en Ipurua por catorcer lejos del hogar. Una locura. En otro rango clasificatorio, el equipo que más se acerca a este reparto simétrico de puntos en casa y fuera es la Real Sociedad, que ha logrado 24 puntos en casa y 23 fuera por un total de 47. Otra rareza del campeonato es el Cádiz, que los 35 puntos que lleva en el casillero se han logrado 16 en casa y 19 fuera.

La pasada temporada, Osasuna contribuyó a su holgada salvación y brillante temporada con 52 puntos que se repartieron 28 en El Sadar -hubo público en la Liga hasta el mes de marzo-, y los 24 restantes fuera.