En el partido más anodino de la temporada como visitante, también uno de los más flojos del curso por la fragilidad que se enseñó, Osasuna dobló la rodilla por primera vez en campo rival y terminó con la racha triunfal lejos de su estadio. El Sevilla, otro de los contrincantes peliagudos de este tramo espinoso de la competición, supo desembarazarse del equipo de Arrasate, que ofreció una versión menos severa en lo defensivo e inexistente en ataque. La reunión de factores no hizo sino facilitar el triunfo al Sevilla, casi siempre con una velocidad superior a los rojillos y, también, mucho más comprometido en la búsqueda de alguna alteración en el marcador. El conjunto andaluz, sin desplegar un juego excepcional, solo necesitó dos chispazos para desnivelar el partido en otras tantas situaciones en las que Osasuna resultó irreconocible. Primero, en un remate de cabeza en el área tras un córner, hecho excepcional porque los antiaéreos del equipo navarro no funcionaron; y después, en una falta de entendimiento entre portero y defensa, tradicional zona sin fisuras, que se saldó con uno de esos goles dolorosos por tontos.

Osasuna termina con una racha excepcional como visitante -quizás solo sea un paréntesis- y la derrota ante el Sevilla le otorga también un carácter de normalidad a los guarismos del torneo -semejante expediente fuera era difícil de sostener-. Las diferencias con los equipos grandes se mantienen y solo a partir de actuaciones sobresalientes, como sucedió en el Bernabéu, se llegan a igualar esas distancias futbolísticas fomentadas a base de inversiones en jugadores. Ayer, con las facilidades que se dieron en forma de errores, no hay posibilidad de enjugarlas.

La lesión de Sergio Herrera obligó a Arrasate a cambiar de cancerbero, pero la alteración en la portería fue una gota en el mar, porque ocho fueron los cambios en la alineación inicial buscando el refresco de piernas, a personal sin trabajo acumulado en el partido en el Bernabéu. No se descompuso Osasuna por tal circunstancia y se comportó como el equipo reconocible de siempre en un primer tiempo con presión alta, quizás demasiada poca posesión de la pelota y tan solo problemas puntuales.

Los fallos inusuales, pero suficientes como para que el Sevilla fuese el jefe del partido, se iban a hacer un sitio esencial en la historia del encuentro. La mayor carencia de los rojillos estuvo en una de sus fortalezas, el juego aéreo, definitivo para el desarrollo de los primeros cuarenta y cinco minutos. Rafa Mir y Joan Jordán disfrutaron de dos remates de cabeza que fueron sendas oportunidades -la segunda se fue al poste-, que se convirtieron en los prolegómenos del tanto con la testa de Diego Carlos. El central brasileño entró en el área con inusitada facilidad para conectar un cabezazo inapelable y lo hizo en un mal momento para los rojillos, a cinco minutos del descanso, cuando el paso por los vestuarios con el marcador intacto permite un reenganche a la contienda en una situación más cómoda, o por lo menos con un plan en el que el contrario no haya influido.

A Osasuna, sin embargo, se le derrumbó todo muy pronto. El equipo de Arrasate había salido a sostener una presión alta, buscando incidir en los últimos metros para buscar alguna ocasión, pero todo se le desmontó en el otro área. Un fallo de entendimiento entre Areso y Juan Pérez puso en bandeja el gol al Sevilla. Fue la típica acción que suele terminar en desastre. Entre el portero que sale a despejar la pelota y el defensa que no cierra la jugada, que espera, que esperaba, suele mediar un instante y unos metros suficientes para que el delantero pillo salga victorioso de ese mar de dudas. Ocampos, el bicho del Sevilla, se aprovechó del desajuste para marcar.

A pesar de que quedaba más de media por delante, el encuentro terminó para Osasuna, pero siguió para el Sevilla. Arrasate completó los cinco cambios en diez minutos, pero el semblante de un Osasuna dominado y sin capacidad para reaccionar no varió. Al contrario, Ocampos estuvo a punto de seguir cooperando con los errores de los rojillos y, tras otra concesión defensiva, se encontró de nuevo solo ante Juan Pérez pero, en esta oportunidad, el disparo del argentino impactó en el rostro del meta, valiente en su salida. El portero también detuvo un lanzamiento de Lamela, a pocos minutos del final. La primera aproximación del equipo de Arrasate en todo el segundo tiempo fue a dos minutos del 90, con una intentona de Ontiveros que se marchó fuera. Osasuna ayer no tuvo su día. De todo se aprende.

- Ficha técnica:

2 - Sevilla: Bono; Montiel (Jesús Navas, m.58), Koundé, Diego Carlos, Acuña; Jordán (Gudelj, m.70), Delaney (Fernando, m.78), Rakitic; Lamela, Rafa Mir (En-Nesyri, m.78), Ocampos.

0 - Osasuna: Juan Pérez; Areso, Unai García, David García, Cote; Roberto Torres (Rober Ibáñez, m.79), Oier (Moncayola, m.69), Íñigo Pérez (Budimir, m.69), Darko Brasanac; Chimy Ávila (Kike García, m.69), Rubén García (Ontiveros, m.79).

Goles: 1-0, M.40: Diego Carlos. 2-0, M.59: Ocampos.

Árbitro: Carlos del Cerro Grande (C. Madrileño). Amonestó a los locales Jordán (m.61) y Bono (m.88), y a los visitantes Areso (m.54) y Budimir (m.70).

Incidencias: Partido de la duodécima jornada de LaLiga Santander disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante 20.335 espectadores.