Aunque ni el entrenador ni los jugadores de Osasuna encontraron en la actuación arbitral una excusa para justificar la dura derrota que el conjunto navarro encajó ayer en El Sadar ante el Atlético de Madrid (0-3), lo cierto es que sí que manifestaron su malestar por un par de controvertidas decisiones del colegiado en la primera parte. O mejor dicho, por la inacción de éste en dos jugadas polémicas que cambiaron el sino del partido, al menos, la primera de ellas.

Le había ido bien a Osasuna en sus dos últimos compromisos oficiales con Mario Melero López, del Comité andaluz, como trencilla, pues había derrotado esta temporada al Rayo en El Sadar (1-0) y la pasada al Valencia en el mismo escenario (3-1). Pero ayer cambió la historia. Y bien pronto. Concretamente, en el minuto 3. En el segundo córner de los dos que concedieron los rojillos en tan corto espacio de tiempo, Sergio Herrera no atinó a despejar con contundencia un buen servicio de Carrasco al primer palo, cayendo el balón a los pies de un Joao Félix que aprovechó para inaugurar el marcador. Hasta ahí, todo normal, salvo que al portero de Osasuna le molestó Luis Suárez dentro del área pequeña en una acción que facilitó el tanto del Atlético y que fue protestada en bloque por los jugadores locales, aunque de forma infructuosa. El árbitro concedió el gol y no hubo vuelta de hoja pese a que Arrasate opinara al término del duelo que "esa jugada siempre se pita falta".

No fue la única polémica de la primera parte, ya que nueve minutos después, en el 12, el árbitro obvió un manotazo de Vrsaljko a David García dentro del área del Atlético (el central había subido para intentar el remate en una jugada a balón parado), lo mismo que hizo el VAR en la posterior revisión. Dos acciones que, de haber sido arbitradas de otra manera, pudieron cambiar el sino de un partido que acabó en goleada visitante.