El Ebro–Osasuna de este dos de diciembre quedó marcado por dos elementos incontestables: el frío que se coló entre los huesos y la afición rojilla que ocupó, con entusiasmo y bufandas bien apretadas, buena parte de la grada visitante. Más de 400 aficionados osasunistas se desplazaron para acompañar a su equipo en un choque que, sobre el papel, podía presumir de cierta tensión por la histórica rivalidad entre rojillos y el Zaragoza. De hecho así estaba catalogado, como de alto riesgo, pero la tranquilidad reinó, aunque algún cántico sobró.

Los seguidores rojillos se dejaron sentir en las inmediaciones del campo pero ya cuando amenazaba el inicio del encuentro, mezclándose sin problemas con la afición local. Una convivencia tranquila y natural, priorizando el buen rollo por encima de una rivalidad malentendida con otro equipo de la ciudad. De hecho, hasta los recogepelotas aprovecharon el calentamiento para saludar a los suplentes de Osasuna con una sonrisa. Hasta una jota especial para la ocasión proclamó "el hermanamiento entre la tierra aragonesa y la navarra".

Con el paso de los minutos, el panorama no cambió demasiado: mucho aliento, mucho gorro, y ni rastro de incidentes, aunque sí un par de gritos de grupos minúsculos en ambas gradas insultando a Zaragoza y a Osasuna. Pero en general solo ruido del bueno, ese que se mezcla entre la ilusión y el murmullo tembloroso de quienes han olvidado cómo sonaba la voz antes de tanto tiritar. Los aficionados del Ebro, los de verdad, no algún impostor que se coló, respondieron siempre a los canticos rojillos con otros de ánimos a los locales.

El encuentro transcurrió con normalidad, empujado por un público que, pese a sus colores distintos, supo comportarse de manera general. Quizá no fue el partido más cálido del año, pero sí que dejó un buen sabor de boca para los rojillos clasificados para la siguiente ronda y para los aficionados del Ebro por ver a su equipo competir, especialmente en la primera mitad, donde se marcharon ganando para deleite de sus hinchas. Otro equipo de Zaragoza con el que Osasuna no tiene problemas, aunque no fue tan cercano como con el Fuentes. Y encima con susto en el marcador.