Donostia - El perfil del votante de Podemos rompe estereotipos. Un análisis a fondo del último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), donde el partido liderado por Pablo Iglesias irrumpe como tercera fuerza política, refleja que su principal granero de votos se hallaría entre los jóvenes urbanos con un elevado nivel de estudios, sector de población donde duplicaría en apoyos al PP y al PSOE en el escenario de fuerte desgaste del bipartidismo. Sin embargo, esta lectura describe al ciudadano de a pie que se decanta por esta nueva alternativa electoral bastante alejado del cliché del manifestante del 15-M. Podemos, con un 17,7% de respaldo, sería la primera opción en intención de voto directo entre las personas de clase media-alta, entendiendo por esta el colectivo de empresarios con asalariados a su cargo, altos funcionarios y ejecutivos. El dato indica que el partido de Iglesias empataría con los populares, y ratifica la aseveración que aireó su máximo dirigente tras los comicios del 25-M: “A quien ha pretendido etiquetar nuestro voto no le queda más remedio que rectificar”.
Dentro de este grupo de altos directivos empresariales, el PSOE quedaría como una fuerza residual (4,2% de sufragios), si bien desde Ferraz señalan esta encuesta como “desfasada” por haberse realizado antes del supuesto impulso que les otorgaría la elección de Pedro Sánchez como secretario general. En declaraciones a La Sexta, la socióloga Yolanda Mármol achacó esta tendencia a que “los empresarios, con la crisis, también ven tambalearse su proyecto de vida”. Atiende más a la lógica que, entre los desempleados, Podemos obtendría la mayor filiación, con un 14,4% de apoyos, superando a los socialistas, que se quedarían en el 12,5%. Jubilados y pensionistas optan de forma mayoritaria por los tradicionales PP y PSOE (20,4% y 16,1%, respectivamente), mientras que el partido de Iglesias se alza al primer lugar entre los estudiantes (16,7%). La formación de Mariano Rajoy triunfaría entre los agricultores, comerciantes y pequeños empresarios, y entre las personas dedicadas al trabajo doméstico no remunerado.
Según el sondeo del CIS, el nicho de voto de Podemos está en los núcleos más poblados, mientras que el bipartidismo se impone en las localidades más pequeñas de hasta 50.000 habitantes. Más en detalle, el PP ganaría en los municipios de menos de 2.000 habitantes (20%), mientras que el PSOE se impondría en aquellos de entre 2.000 y 10.000 habitantes. A partir de ahí, y hasta el millón de ciudadanos, Podemos se impone claramente con porcentajes de voto directo que rondan el 15%. Solo en las localidades más pobladas, de más de un millón de personas, ganaría el PP, con un 11,8%, pisándole los talones esta nueva opción política (11%). Además del voto urbano, el gran valedor de Podemos en las urnas sería el ciudadano joven. Mientras PP y PSOE pugnan por la hegemonía entre los mayores de 55 años, Podemos sería la fuerza más votada entre las personas de 18 a 54 años, con porcentajes de voto más simpatía sobre el 15%. En la franja de edad de 25 a 35 años logra un 17,6%, frente a porcentajes de un 10% de PP y PSOE.
También hay un evidente sesgo por nivel de estudios. A más formación se observa mayor fervor por la alternativa de Iglesias. Un 22,4% de los encuestados sin estudios votaría al PSOE, un 14,9% al PP, un 5,2% a IU, y un 4,5% a Podemos. Es a partir de la segunda etapa de secundaria donde saldría victorioso Podemos, con porcentajes del 16,1% en FP o del 14,4% en los estudios superiores.
nuevos votantes La encuesta refleja la posible fuga de votos en unas hipotéticas elecciones generales, fenómeno que, de nuevo, favorece al partido de Pablo Iglesias. De aquellos votantes que en 2011 apostaron por el PSOE, un 17,7% confiesa que ahora votaría a Podemos, porcentaje que se eleva al 30,7% entre quienes abrigaron a IU. Podemos cosecha sufragios entre los que dicen que no votaron hace tres años, ya que un 13,5% apostaría por ellos y un 10% por los socialistas. El desgaste del bipartidismo es evidente. De hecho, un 16% de quienes auparon a la presidencia a Rajoy admite ahora que no piensa votarle nunca más.