Las fuerzas de seguridad rusas tienen completamente rodeada la ciudad de Lisichansk, considerada como el último reducto de las fuerzas ucranianas en la región de Lugansk, en el este del país. Este es uno de los objetivos principales de la invasión rusa de Ucrania, cuyas autoridades han desmentido estos últimos avances de Moscú.

Ramzan Kadirov, líder de la república rusa de Chechenia, cuyas fuerzas participan en la operación, declaró ayer que la ciudad está rodeada y “cabe suponer que pronto comenzarán los ataques a gran escala contra la ciudad”.

“Todas las entradas y salidas de la ciudad están bloqueadas. Nadie podría atravesar este cerco ni aunque lo intentara con todas sus fuerzas”, señaló el líder checheno.

Kadirov también destacó que las fuerzas rusas se encuentran en el centro de la ciudad y llegó incluso a decir que había sido conquistada: “La ciudad es nuestra” escribió en su cuenta de Telegram.

La comandancia militar prorrusa de la vecina ciudad de Severodonetsk, añadió que sus unidades comenzarán a efectuar labores de protección de seguridad en Lisichansk.

Ucrania rechazó categóricamente todas estas informaciones a través del portavoz de la Guardia Nacional del país, Ruslan Muzichuk, aunque todas las fuentes ucranianas coinciden en que los daños materiales por los combates, a falta de conocer detalles sobre el número de víctimas entre el caos de los enfrentamientos, están siendo enormes.

“Ahora mismo se están librando feroces batallas cerca de Lisichansk, sin embargo, la ciudad no está rodeada y sigue bajo el control de las tropas ucranianas”, aseguró Muzichuk.

Rusia estimó que en la ciudad hay al menos 2.000 combatientes ucranianos, mientras que Ucrania insistió que el cerco no se ha cerrado del todo y que están conteniendo a los combatientes rusos en el sur y el suroeste de la ciudad. Todo parece reducirse a una carretera, que enlaza la ciudad con la población de Bajmut, que actualmente está en disputa entre ambos bandos.

No obstante, Lisichansk está siendo escenario de algunos de los combates más violentos de la última semana. “La ciudad es ahora mismo tierra quemada”, lamentó el jefe de la administración militar regional ucraniana de Lugansk, Sergei Gaidai.

“Los rusos están avanzando hacia este último bastión arrasándolo todo a su paso. La ciudad está completamente destruida. Las casas están ardiendo por el impacto de los proyectiles, los edificios de gran altura se están quemando desde el primer hasta el último piso. Es extremadamente difícil controlar los incendios bajo los bombardeos”, lamentó Gaidai.

Misiles contra Mykolaiv

Las tropas rusas continúan avanzando en su invasión. Además de rodear la ciudad de Lisichansk, ayer dispararon desde la región ocupada de Jersón diez misiles Onyx contra instalaciones portuarias y otras infraestructuras industriales en Mykolaiv.

El ejército ruso “no está activo, pero continúa los ataques con cohetes y los bombardeos con artillería y morteros. Todo esto en los núcleos poblacionales a lo largo de la línea de contacto y en nuestra retaguardia”, indicó el informe de Vladislav Nazarov.

También señaló que las tropas rusas atacaron en plena noche las afueras de Velyka Kostromka con artillería pesada, aunque no se reportaron víctimas.

Mientras tanto, la aviación ucraniana atacó un bastión ruso cerca de Blahodatne, en la región de Mykolaiv, y destruyó un sistema de misiles tierra-aire TorM1, dos vehículos de combate de infantería y una docena de soldados, añadió el informe.

Asimismo, dicho informe también señaló que las fuerzas de defensa seguirán realizando tareas de combate para liberar el territorio de las tropas rusas, mientras el ejército ruso sigue diseñando sus líneas defensivas, replegando posiciones.

Por otra parte, fuentes del ayuntamiento de Pavlohrad, que se encuentra situado en la región de Dnipropetrovsk, informaron que la ciudad fue objeto de un ataque perpetrado con misiles por parte de las fuerzas rusas.