Bilbao va a ser sede permanente de las Naciones Unidas para los objetivos de desarrollo sostenible. ¿Euskadi se está haciendo un hueco en el mundo?

Sí. Llevamos tiempo haciéndonos presentes en foros internacionales, reforzando nuestras relaciones y, en este tema en concreto, hemos estado en las citas e iniciativas de Naciones Unidas. Acoger el secretariado de la iniciativa local 2030 es un reconocimiento al trabajo de todos estos años. Y brinda una oportunidad extraordinaria para proyectar Euskadi en el mundo.

Se reconoce a Euskadi como un referente en ciertas políticas pero, a la hora de que se le reconozca voz en los órganos europeos, Euskadi y otros territorios con competencias legislativas se encuentran con un muro. ¿Cómo se explica esto?

Sí, ciertamente es una situación curiosa. Se nos mira a los gobiernos subestatales a la hora de luchar contra el cambio climático y emprender acciones para favorecer el desarrollo local, pero demasiado a menudo nos pretenden mantener al margen de la toma de decisiones. Y lo hacen olvidando que hay varios estados compuestos o descentralizados. Y España es uno de ellos. Por lo tanto, los titulares de algunas competencias que ejerce la Unión Europea somos las comunidades, los länder o las regiones. Y es por eso que venimos explicitando desde hace mucho tiempo que hace falta abrir un hueco en el esquema institucional de la Unión Europea para que en él puedan tener cabida esas regiones constitucionales. Y que exista una representación vasca en la representación del Estado que se sienta en los consejos europeos que tratan materias que son de nuestra competencia.

Pedro Sánchez asume la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea en el último semestre del próximo año. ¿Cree que está dispuesto a impulsar la presencia de Euskadi en consejos como el Ecofin, que reúne a los ministros europeos de Finanzas; y en los de Justicia e Interior, y Competitividad?

Es lo que vamos a ver en las próximas semanas y meses. Lo hemos solicitado expresamente. El 29 de julio, en la Conferencia para Asuntos Relacionados con la Unión Europea (Carue), la consejera Garamendi hizo esa petición: aprovechar la presidencia española para dar un nuevo impulso a la participación de las comunidades autónomas en general, y de Euskadi en particular, en los consejos de la Unión. El proceso arrancó en 2004, cuando se abrió la participación a cuatro consejos, como una primera etapa. Pues bien, consideramos que ya va siendo hora de abrir una nueva etapa y que la presidencia española brinda una ocasión magnífica.

Decía el ministro Albares que estaba dispuesto a escuchar. ¿Fue una respuesta de manual, o le consta que va a convocar la Comisión Bilateral de Asuntos Europeos para tratarlo?

Hemos solicitado la reunión de esa Comisión Bilateral y, por el momento, la respuesta que hemos obtenido no ha sido satisfactoria. Vamos a volver a insistir en que se convoque y yo creo que, al final, el movimiento se demuestra andando. En las decisiones de los próximos meses veremos si esa voluntad es real o si, efectivamente, esa respuesta era una manera cortés de responder. Confío en que se reconozca y se haga explícito cuál es el reparto de competencias que existe en el Estado español. En el Ecofin, estamos hablando de que Euskadi participe porque tiene competencias exclusivas en materia fiscal.

“Bilbao acogerá un Consejo Informal de Competitividad y Donostia una reunión de representantes dentro de la presidencia europea de Sánchez”

Dice usted que no han recibido una respuesta satisfactoria a convocar la Comisión Bilateral. ¿Quiere decir que les han dicho que no, o simplemente que no les han dicho nada?

Hemos recibido una respuesta en la que se decía que se quería ver qué ocurría con la Conferencia sobre el Futuro de Europa. La conferencia ya ha concluido y, en todo caso, nos parece que la participación de Euskadi en los consejos de la Unión poco tiene que ver con esa conferencia, y más tiene que ver con que se llegue a unos acuerdos y exista voluntad.

¿A qué se deben esas resistencias del Estado? ¿Se ve esto como una disputa de la soberanía, y se interpreta que se pide un privilegio?

Creo que, a veces, hay una especie de cerrazón a esa participación que, sin embargo, curiosamente, en el caso del Ecofin, sí se produce a nivel de grupos de trabajo, pero no a nivel del Consejo cuando ya los ministros de Finanzas se reúnen. Ahí ya hay un cierre. Es una manera errónea de entender la representación del Estado en el exterior o, incluso, de interpretar cuál es su estructura. Hace ya mucho tiempo que el Tribunal Constitucional dejó establecido que los asuntos que se tratan en Europa tienen relevancia para las comunidades autónomas, y que es legítimo que estemos en Europa para defender mejor nuestras competencias. La presencia de Euskadi sería una muestra de voluntad. La ausencia sería debida, simple y llanamente, a una falta de voluntad de acuerdo.

Este debate se puede ver con cierta lejanía por parte de los ciudadanos. ¿Qué pierde Euskadi por no estar presente en esos consejos?

El miércoles, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en el discurso sobre el estado de la Unión, anunciaba un paquete de medidas de alivio a las pymes. Ese paquete será una propuesta de la Comisión que habrá de ser debatida y consensuada con el Consejo. Si nosotros no estamos en el Consejo de Competitividad, perdemos acceso a la información de lo que se está negociando y la oportunidad de trasladar las inquietudes de un país industrial como el nuestro. Un segundo ejemplo. En el Ecofin, se está debatiendo cuál ha de ser la fiscalidad de las transacciones financieras y compañías digitales. Nosotros somos los responsables del Impuesto de Sociedades en los territorios históricos. Y ese debate se está produciendo sin que podamos asistir plenamente. Por lo tanto, es una oportunidad que estamos perdiendo de hacer oír nuestra voz y prepararnos ante los nuevos impuestos que parece que van a venir.

“Miran a los gobiernos subestatales para luchar contra el cambio climático, pero nos pretenden mantener al margen de la toma de decisiones”

El ministro Albares ha puesto en conocimiento del Consejo de Ministros su informe preparatorio de la presidencia europea. ¿El Gobierno vasco tiene conocimiento de ese informe de prioridades y sabe si va en línea de lo que se plantea desde Euskadi?

Todavía no hemos visto ese informe. El ministro propuso crear dentro de la Carue un grupo de trabajo para canalizar las distintas propuestas de las comunidades autónomas de cara a esa presidencia, y nosotros estamos a la espera de que se constituya para poder aportar.

¿De eso dependen también las reuniones que se van a celebrar en Bilbao y Donostia a propuesta del Estado sobre la presidencia europea? Albares dice que ya está dando forma al programa de actos. ¿Sabe qué actos habrá?

Por el momento, lo que nos fue comunicado a finales de julio es que Euskadi va a tener dos actos institucionales. Todos serán de carácter informal, porque las sesiones formales del consejo se celebran en Bruselas, pero Bilbao acogerá un Consejo Informal de Competitividad en el mes de julio, y a Donostia le corresponderá acoger el Coreper, la reunión de los representantes permanentes de los 27 estados miembros en septiembre. Pero, en todo caso, el ministro Albares hablaba de que, más allá de las reuniones institucionales, habría toda una serie de seminarios y eventos. Tenemos mucho interés en que se active ese grupo de trabajo para poder trabajar propuestas internamente.

Hay un pacto de investidura entre el PNV y Pedro Sánchez que contempla en uno de sus puntos la presencia de Euskadi en Europa. ¿Puede servir de palanca para que se cumpla la petición de estar en los consejos europeos?

Confío en que sí. Estamos asistiendo estos días a declaraciones que tienen que ver con el cumplimiento del calendario de transferencias, pero también con el cumplimiento de ese acuerdo, y en ese acuerdo existe un punto relativo a la participación de Euskadi en Europa. Confío en que en los próximos meses se pueda dar realmente un empujón a esta cuestión que yo creo que lleva demasiado tiempo esperando, y que en este momento es particularmente crítica, porque en crisis como la pandemia y la guerra en Ucrania estamos mirando a Europa, la que está articulando respuestas coordinadas para acceder a vacunas, atajar los precios energéticos, responder con sanciones a la invasión rusa… Por eso es más importante que nunca estar en Bruselas, para anticipar lo que va a venir y tener voz.

“En nuestra relación con Japón, que cobra cada vez más fuerza, la energía y el hidrógeno tienen un espacio importante”

¿La guerra en Ucrania obliga a cambiar los objetivos de Euskadi Basque Country 2025?

Estamos asistiendo a una redefinición de las alianzas a nivel internacional, y un refuerzo de algunas de esas alianzas, y eso va a ir cambiando el contexto. El presidente Macron lanzaba la idea de crear una comunidad política europea, y la presidenta Von der Leyen recogía el guante. Buscar una comunidad política donde, en torno a la Unión Europea, puedan aglutinarse países vecinos que comparten valores, que han solicitado en algunos casos su adhesión. Y la guerra hace que se ponga el acento en la energía, el acceso a materias primas… No creo que hayamos de modificar los grandes ejes, como posicionarnos mejor a nivel internacional y participar en el proyecto europeo, pero sí va a incidir en los ritmos que cobren algunos dosieres frente a otros. La estrategia está al servicio de la sociedad vasca y tiene que ser útil.

Entre las posibles nuevas delegaciones, además de la parisina que se abrirá en breve, aparecen clásicos como Reino Unido, Alemania e Italia. Pero añaden, además de Dinamarca, a Suecia y Finlandia, países que piden su entrada en la OTAN, y a los que quizás el Gobierno vasco quiere mirar también. ¿Van a decidir teniendo esto en cuenta?

Es evidente que tenemos que hacer una lectura de lo que está ocurriendo, ver cómo se recomponen las alianzas... En el discurso del estado de la Unión de Von der Leyen, se marcaban las líneas de los próximos meses.

¿Hay fecha para la apertura de la delegación de París? ¿Coincidirá con los actos del Tour, donde Euskadi toma el testigo?

Las fuerzas las tenemos concentradas en su puesta en marcha, con el nombramiento de la delegada Arantxa López de Munain que ya está en París, la búsqueda de un inmueble, y todo eso hay que dotarlo de los medios humanos y materiales. Estamos en esa fase. Eso creo que ocurrirá para final de año. Tendremos ya todos los medios in situ para trabajar con normalidad y más adelante hacer una inauguración.

“Para decidir las próximas delegaciones, tenemos que hacer una lectura de cómo se recomponen las alianzas en el mundo”

Pero no están esperando la restitución del edificio histórico que sirvió como sede al Gobierno vasco en el exilio, porque sería un edificio del PNV, no del Gobierno vasco…

Hay un cauce de trabajo y relación que corresponde al PNV sobre la restitución del edificio de Avenue Marceau. Son dos cauces distintos.

En la Estrategia Basque Country se aboga por la transición energética, y se mencionan países punteros como Japón y Corea del Sur. ¿Se intenta estrechar la relación con ellos porque van a ser claves en la transición energética?

La crisis desatada por la invasión de Rusia a Ucrania todavía pone más el acento si cabe en los temas energéticos. En Japón hay valles del hidrógeno, algunas prefecturas están trabajando de manera muy específica. En nuestras relaciones con Japón, que van cobrando cada vez más fuerza, la energía y el hidrógeno tienen un espacio importante. Y hay un conocimiento directo entre el clúster vasco de la energía, el EVE, y la agencia energética de Fukushima.

¿De la aprobación de la iniciativa Euskadi-Japón 2023 hay que interpretar que habrá un viaje inminente para estrechar relaciones?

Estamos trabajando varios departamentos del Gobierno con el fin de confeccionar un calendario de enero a diciembre de actividades a desarrollar en Japón o Euskadi, de promoción, ferias, presentaciones, seminarios, visitas de delegaciones… Es razonable pensar que pueda haber visitas institucionales en ambos sentidos. 

El Gobernador de Mie, antes de la pandemia, dijo que Euskadi es ‘trending topic’ en Japón. ¿Hasta qué punto se conoce la marca Euskadi en Japón y se diferencia de España?

Es un momento dulce en que coinciden un interés muy concreto de algunas prefecturas por trabajar en temas energéticos y de fabricación avanzada, y el interés por la gastronomía vasca, y además somos países muy conscientes de nuestra cultura e identidad y con un gran compromiso por su mantenimiento. Eso nos está facilitando el entendimiento. Tampoco vamos a decir que es generalizado, pero hay un conocimiento creciente de la marca Euskadi Basque Country. Se dan situaciones curiosas. Están aflorando los restaurantes vascos en Tokio. Se han abierto tiendas monoproductos para vender el Baschee, el pastel de queso inspirado en el de un conocido bar de la parte vieja de Donostia. Estamos asistiendo, aunque ha habido un parón durante la pandemia, a un crecimiento de la llegada de turistas japoneses.

¿La futura red Han Hemen Global Network tiene relación con las necesidades que ha aflorado la pandemia de contactar por otras vías?

En parte, sí. Han Hemen pretende ser el punto virtual de encuentro de la comunidad vasca global. Han Hemen es el resultado, por una parte, de una reflexión anterior a la pandemia: en el mundo nos encontramos con personas que se comunican de una manera nueva. Necesitábamos trabajar no solo con la red de 193 euskal etxeas, sino también buscar nuevas maneras de relación. Lo que ha hecho la pandemia es acelerar el uso de las tecnologías.

¿Qué objetivo tiene el cambio en la Ley de Colectividades que llevarán al Parlamento?

Adaptar el marco de 1994 a la nueva realidad: entonces no había algunas redes sociales que unen a la diáspora, no existían las delegaciones vascas en el exterior, ni un archivo de la diáspora, tampoco un foco más explícito en la igualdad de hombres y mujeres, los jóvenes… Nos gustaría incorporarlo a la ley, que esperamos enviar para finales de año al Parlamento.