pamplona. La enfermedad de Parkinson no tiene una causa única, aunque se sabe que en ella están implicados también factores ambientales, como el consumo de café y tabaco, que reducen el riesgo de desarrollar la dolencia, destacan científicos del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra en la revista Nature Medicine.

Esta enfermedad se caracteriza por manifestaciones clínicas motoras y no motoras para las que existe un tratamiento efectivo, aunque su abordaje terapéutico es "un puzzle en el que todavía quedan muchas piezas por conocer", señala el centro académico.

En el artículo, científicos del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra repasan la situación actual de esta patología neurodegenerativa, para la que no existe una causa única y señalan que uno de los grandes retos en este campo es definir los subtipos de la enfermedad, ya que cada caso evoluciona de forma distinta: "Cuando exista una clasificación de la enfermedad se podrán llevar a cabo ensayos clínicos más fidedignos y dirigidos a detener la progresión de la enfermedad, puesto que ahora engloban a pacientes con diferentes perfiles clínicos y evolución", afirma José A. Obeso, responsable del Laboratorio de Trastornos del Movimiento del CIMA y autor principal del trabajo.

El manejo de la enfermedad de Parkinson ha mejorado considerablemente en las últimas dos décadas gracias al desarrollo de nuevas terapias y al mejor uso de otras ya conocidas. Hoy en día, la mayoría de los pacientes tiene una calidad de vida "relativamente normal" durante muchos años, subraya Obeso, quien asevera que "el conocimiento de los mecanismos moleculares de la enfermedad es la clave para avanzar contra su progresión y orientar su curación".

terapias combinadas Según Obeso, "el tratamiento de la enfermedad de Parkinson irá acompañado de la combinación de terapias moleculares, antiinflamatorios y técnicas que reducen el exceso de actividad del glutamato (un neurotransmisor implicado en esta enfermedad)".

"Por otro lado, los trabajos con factores neurotróficos han dado buenos resultados en experimentación, pero en ensayos clínicos han resultado ineficaces. Hay en marcha un estudio piloto con nerturina (otro tipo de factor neurotrófico) que permite albergar ciertas esperanzas", agrega.