madrid. El horario de verano comienza esta noche, del sábado al domingo, por lo que los relojes deberán adelantarse una hora (a las 2:00 serán las 3:00 horas), en cumplimiento de la Directiva Comunitaria que rige el denominado Cambio de Hora y que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea.
El Cambio de Hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.
Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio se aplica con carácter indefinido. Dicha Directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, de 1 de marzo.
Las autoridades de la UE decidieron homogeneizar el cambio de horario porque hasta esa fecha cada estado lo llevaba a cabo en el momento que le parecía más oportuno, creando problemas en el transporte entre países, especialmente en el sistema ferroviario.
El carácter indefinido de la aplicación del cambio de hora se ha adoptado por entenderse que "el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo", según explica en un comunicado el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Así, la Novena Directiva -de obligado cumplimiento para todos los países de la UE- establece con carácter permanente las fechas de inicio del periodo de la Hora de Verano (en el que se adelanta el reloj una hora) y su finalización (cuando se retrasa el reloj una hora), produciéndose el último domingo del mes de marzo y el último domingo del mes de octubre, respectivamente.
La aprobación de esta directiva está avalada por las conclusiones de un estudio sobre su alcance y efectos, realizado por encargo de la Comisión Europea y presentado al Parlamento en 1999. El estudio concluye que el cambio horario tiene impactos positivos no sólo sobre el ahorro sino sobre otros sectores como la seguridad vial, las condiciones de trabajo, la agricultura, los modos de vida, el turismo o el ocio.
Sin embargo, esta medida cuenta con detractores, que consideran que tiene efectos perjudiciales para la salud, y que puede provocar trastornos del sueño.
De este modo, España, Austria, Bélgica, la República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Holanda, Hungría, Italia, Luxemburgo, Malta, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia y Suecia se situarán a dos horas de diferencia respecto al horario GMT, es decir, en GMT+2.
El Reino Unido, Irlanda y Portugal, así como las Islas Canarias, que cuentan siempre con una hora menos que la Europa central y occidental, se colocarán en GMT+1, mientras que Bulgaría, Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia, Lituania y Rumanía adelantarán la hora a GMT+3.