pamplona. En Corcubión (A Coruña), la detención de quien fue su vecino durante años y jefe del puesto de la Guardia Civil, como presunto cabecilla en Galicia de una red de narcotráfico, no solo no ha causado sorpresa, sino que según comentan algunos de sus vecinos, "era cuestión de tiempo". José Alvarez Otero Lorenzo, de 57 años, el sargento de la Guardia Civil encarcelado por su presunta implicación en la Operación Espartana, y de quien la Policía sospecha que era el encargado de recibir la droga en la costa gallega, estaba destinado desde hace poco menos de dos años en Estella (Navarra), aunque se encontraba de baja desde el 1 de agosto por causas que no han trascendido.

Tras esa baja se trasladó de nuevo a Corcubión, una pequeña localidad en la Costa da Morte, de menos de 2.000 habitantes en la que residió, y en la que fue durante diez años el jefe del puesto de la Guardia Civil, un puesto que ahora ocupa su hijo, que también es sargento del Instituto Armado. El objetivo del suboficial detenido, y ya en prisión, al coger la baja y desplazarse a Galicia era coordinar el desembarco de la droga desde esta comunidad. Pero sus planes se frustraron cuando los geos abordaron en Cádiz el barco con 3.000 kg de coca de gran pureza que pretendían trasvasar a otra embarcación en Galicia y distribuirla en Madrid.

En el pueblo gallego, la gente no habla de otra cosa, es como si llevasen años sabiendo lo que ocurría y sólo fuese cuestión de tiempo que la trama fuese descubierta. Ya cuando pasó a disposición judicial, algunos curiosos, al ver salir a su exvecino del juzgado, comentaban con ironía: "Aquí el mar siempre ha traído de todo", en alusión a la supuesta actividad delictiva del sargento cuando fue responsable del puesto de la Guardia Civil en Corcubión. En un bar, el camarero decía que las supuestas posesiones y patrimonio acumulados por el sargento "son la comidilla" del pueblo. "Se habla de un apartahotel, de un pazo en Cee y coches de alta gama". Parece que no hay "no hay nada a su nombre, pero todo el mundo sabe que los disfrutaba él. Todos sabíamos que había algo más, al menos lo intuíamos".