Los archivos policiales de Navarra conservan los atestados de, al menos, nueve homicidios o muertes violentas sin autor conocido en los últimos 30 años. Son casos que se investigaron en profundidad en su momento, pero que no pudieron llegar a ser resueltos y, aunque todos ellos se mantienen abiertos, los tres más antiguos ya han prescrito legalmente, al transcurrir más de veinte años sin que se registraran avances sustanciales en la investigación.

La reciente confesión del marido de la madrileña Juana Canal, 19 años después de su desaparición y tres años después del hallazgo de sus restos mortales, vuelven a generar, aunque de forma leve, esperanzas para esclarecer los crímenes que permanecen sin resolver en la Comunidad Foral. Tres de esos homicidios se registraron en Tudela, dos en Pamplona, otros dos en Sangüesa, uno en Legasa y el último, en Etxarri-Aranatz.

Conscientes del dolor y vacío que sufrieron los familiares y allegados de las víctimas por la muerte violenta de sus seres queridos, dichos casos se mantienen abiertos hasta que se resuelvan, según afirma el inspector David González, jefe de Sección de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Navarra. 

A la espera de una confesión

En este sentido, tanto él, como el comisario Eduardo Sainz de Murieta, jefe del Área de Investigación Criminal de la Policía Foral, son realistas cuando aseguran que “si no se produce alguna confesión o revelación de alguien que haya tenido conocimiento de lo que ocurrió, resulta casi imposible aclarar hechos ocurridos hace 10, 20 o 30 años. También podría haber una nueva coincidencia con pruebas halladas en las escenas del crimen, como una huella dactilar, pero son situaciones extraordinarias”, señalan.

En este sentido, destacan que las investigaciones fueron concienzudas cuando ocurrieron los crímenes, pero estaban limitadas por las técnicas de cada época. “Hace 30 años la policía científica y las pruebas de ADN no estaban extendidas, ni había posibilidades de investigar mediante telefonía móvil. En algunos casos se llegaron a tener sospechosos firmes, pero no se les pudo imputar y acabar enjuiciándolos”, expone el inspector de la Policía Nacional, quien recalca que son asuntos que “nunca van a cerrarse mientras no se encuentre a los autores”. 

Dos víctimas de ETA

Además del atentado terrorista en el que fallecieron los policías nacionales Julian Embid y Bonifacio Martín en Sangüesa en 2003, este Cuerpo cuenta en Navarra con cinco homicidios sin resolver, de los cuales dos ocurrieron en Pamplona (2001 y 2003) y tres en Tudela (1992, 1994 y 2003). Todos ellos, con la excepción de los dos más recientes –los ocurridos en 2003–, han prescrito, es decir, la responsabilidad penal se ha extinguido al haber transcurrido el plazo legalmente establecido de 20 años entre la comisión de los hechos y la ausencia de avances significativos en la investigación.

No en vano, durante 2021 la Policía Nacional reabrió el caso en el que fue asesinado el encargado de un locutorio ubicado en el barrio de San Jorge de Pamplona, Cristóbal de los Reyes Asensio Marínez, de 35 años, quien fue golpeado y después estrangulado el 28 de marzo de 2001. “Recibimos una pista de una persona que nos dijo que tenía información facilitada por terceras personas sobre este caso. Hicimos las comprobaciones necesarias, pero esas personas se desdijeron. Además, al consultarlo con el juzgado, se nos transmitió que el asunto había prescrito”, explica David González, quien subraya que “aunque penalmente no se pueda actuar contra los autores, policialmente sí nos interesa esclarecerlos”.

Imputación sin juicio

Por su parte, la Policía Foral mantiene entre sus expedientes abiertos la muerte de un joven vecino de Legasa, Iñaki Indart Ariztegui, que desapareció el 9 de marzo de 2008 y cuyo cadáver fue encontrado en una sima de Gaztelu a finales del 2014. Aunque el juez instructor llegó a imputar al padre como autor de su homicidio, tras la investigación desarrollada por el Cuerpo autonómico, la causa no llegó a juicio al estimar la Audiencia Provincial que no había indicios suficientes de la autoría. “No está cerrado, porque pueden surgir testimonios en cualquier momento que por múltiples razones, como el miedo, no hayan surgido hasta ahora”, incide Sainz de Murieta. 

Además, el Área de Tráfico y Seguridad Vial de la Policía Foral mantiene entre sus carpetas calientes la muerte de Álex Jaca Razkin, un joven de Arbizu que fue atropellado el 31 de enero de 2016 en la carretera NA-2410. El vehículo que lo arrolló mortalmente se dio a la fuga y la persona que conducía, que podría ser imputada por un delito de homicidio por imprudencia grave, no ha sido identificada hasta la fecha.

Por último, la Guardia Civil cuenta con otro caso abierto vinculado con Navarra, el de una mujer de Calahorra (La Rioja), cuyo cuerpo sin vida apareció en el Canal de Lodosa a la altura de Castejón en 2007. En este asunto, sin embargo, no se tiene constancia del lugar en el que se consumó la muerte violenta.

Fotografía fechada el 16 de febrero de 1992 del lugar en el que apareció muerto José Ignacio Litago Gil, en el barrio de la Azucarera, y una fotografía del hombre asesinado tomada el mismo día para su identificación. El crimen sigue sin resolverse. Blanca Aldanondo

16-2-1992. Un vecino de Tudela halló el cuerpo sin vida de José Ignacio Litago Gil tendido en la calle Gladys de la capital ribera, en el barrio de la Azucarera que entonces se encontraba sin urbanizar. Presentaba una quincena de cuchilladas por todo el cuerpo, lo que encaminó la investigación de la Policía Nacional hacia la hipótesis de que se tratara de un crimen pasional que se habría cometido en el curso de una cita que la víctima habría mantenido con otro hombre.

Fotografía fechada en el 29 de diciembre de 1994 del coche fúnebre con el cuerpo de Joaquín Lasheras Caballero saliendo del garaje de su propiedad en el que apareció asesinado. El crimen sigue sin resolverse. Blanca Aldanondo

29-12-1994. El tudelano Joaquín Lasheras Caballero, de 57 años, fue hallado en el sótano de un garaje de su propiedad con el cráneo fracturado con una palanca de encofrador. Unas huellas en un vaso son una pista pendiente. 

Fotografía del locutorio del barrio de San Jorge en el que fue asesinado el joven Cristóbal de los Reyes el 28 de marzo de 2001. Un crimen que permanece sin resolver. Cedida

28-5-2001. Cristóbal de los Reyes Asensio Martínez, de 35 años, fue asesinado en el locutorio que regentaba en el barrio de San Jorge de Pamplona. Alguien le golpeó y después le estranguló con un cable de teléfono. La Policía Nacional se centró en un informático, pero no se pudo probar. 

Vista de la plaza de garaje donde fue asesinado Miguel Ángel Rodríguez, dueño de varios locales de alterne Oskar Montero

14-2-2003. Dos tiros de escopeta mataron a Miguel Ángel Rodríguez Sáez, de 42 años, en su garaje de Pamplona. Su asesino le disparó en el costado y lo remató en el suelo. Dueño de dos clubes de alterne, la Policía Nacional sospechó, entre otros, de un viejo socio, pero no hubo arrestos. 

Vista del edificio donde residía Carmen y donde fue hallada Juan Antonio Martinez

11-3-2003. Carmen Gracia Ibáñez, de 76 años, apareció acuchillada en su casa, en la calle Aquiles Cuadra de Tudela. Fue asesinada por una persona que tan sólo se llevó un monedero con poco dinero. La Policía Nacional investigó el entorno de la fallecida, sin concretar ningún sospechoso.

Estado en el que quedó el vehículo de los polícias nacionales en el que explotó una bomba que provocó la muerte de Julián Embid y Bonifacio Martín y heridas a Ramón Rodríguez en Sangüesa Estado en el que quedó el vehículo de los polícias nacionales en el que explotó una bomba que provocó la muerte de Julián Embid y Bonifacio Martín y heridas a Ramón Rodríguez en Sangüesa

30-5-2003. Los policías nacionales Julián Embid Luna, de 53 años, y Bonifacio Martín Hernández, de 56, fueron asesinados en Sangüesa por la explosión de una bomba lapa. La Audiencia Nacional ha requerido recientemente a la Policía Nacional y a la Guardia Civil que dé cuenta del estado de sus pesquisas.

Sima donde fue hallado el cadáver

9-3-2008. El joven Iñaki Indart Ariztegui, de 24 años y vecino de Legasa, desapareció sin dejar rastro, hasta que en diciembre de 2014 su cadáver fue hallado en la sima de Gaztelu, en Donamaria. La Policía Foral detuvo a su padre como autor del homicidio, pero la causa fue archivada.

Un vehículo de la Policía Foral, en el punto de la carretera NA - 2410 en el que se localizó el cuerpo de Álex Jaka, joven vecino de Arbizu que murió atropellado por un vehículo que se dio a la fuga. Gobierno de Navarra

31-1-2016. El joven Álex Jaca Razkin, de 19 años y vecino de Arbizu, fue atropellado por un vehículo que se dio a la fuga, entre las 4.30 horas y las 6.00 horas, en la carretera NA-2410. La Policía Foral revisó todas las cámaras de la zona, repetidores de telefonía móvil..., sin poder identificar al autor.