Tras el confinamiento provocado por la crisis del coronavirus son muchas las familias que han decidido hacer una reforma en su casa con el fin de hacerla más confortable, luminosa, espaciosa y habitable. Espacios diáfanos basados en el concepto open space, del que tanto se habla en los programas de decoración que llenan horas y horas en la televisión o que suelen predominar en las casas de las películas estadounidenses, y que son una de las tendencias más repetidas.

Este tipo de obras, que comunican la cocina con el comedor y el salón, intentan prescindir de los tabiques para ganar espacio y luz, pero no son sencillas de proyectar, ya que no siempre es posible tirar algunas paredes por ser muros de carga o por llevar en su interior tuberías y cables. En esos casos, hay otras opciones como abrir ventanas que comuniquen espacios, construir muretes más ligeros visualmente, o jugar con las columnas integrándolas en el resto de la decoración. Aquí van una serie de consejos a tener en cuenta para lograr un buen resultado en la reforma:

* Tres ambientes en uno. Cuando lo que se pretende es unificar cocina, salón y comedor, hay que lograr un ambiente diáfano pero que a su vez cada espacio tenga su propia atmósfera. Evidentemente esto es más fácil de conseguir si se trata de una obra nueva y se trabaja sobre plano, pero si se trata de una reforma también se puede lograr si se tiran los tabiques colindantes y se prescinde de las puertas. A partir de ahí, solo es cuestión de jugar con la decoración y la luz para lograr la atmósfera deseada.

* Distribución bien pensada. El primer factor determinante de cualquier reforma es la distribución de la cocina. “Este trabajo empieza con la ubicación de las zonas de aguas y de cocción, a partir de las cuales se proyectará el resto del equipamiento y mobiliario”, indica la interiorista Eva Mesa. Asimismo, la entrada de la luz natural también condiciona la nueva distribución, si bien es cierto que una vez abiertos los espacios, “la luminosidad vendrá dada por varios frentes, lo que hará que este espacio parezca incluso más amplio”, añade Mesa.

* Cómo separar (o no) las cocinas abiertas. Suelen ser los muebles los que determinan los diferentes ambientes que tiene ahora este espacio abierto, y no hay que olvidar que en cada uno de ellos se desarrollan diferentes actividades: cocinar, descansar, ver la tele, disfrutar de una sobremesa... Para delimitar estas zonas se puede jugar con los elementos constructivos que visualmente separan la cocina del resto de forma sutil, por ejemplo, con un murete a media altura, una pared de cristal o aprovechando los pilares maestros para generar dicha separación.

* ¿Ruidos y olores? La principal desventaja de este tipo de cocinas es que no están aisladas, de modo que es difícil controlar los olores que se desprenden habitualmente de un lugar en el que se disfruta con la gastronomía, así como de los ruidos que provocan lavavajillas, lavadora... En el mercado existen campanas extractoras potentes y silenciosas, así como electrodomésticos cada vez menos ruidosos, por lo que es fundamental invertir en ellos. Otra opción de diseño muy interesante es convertir la cocina en un cubículo cerrado pero transparente, con paredes y puertas correderas de cristal. De este modo, se puede cerrar y aislar del resto del comedor y salón cuando se cocina sin interferir en las fuentes de luz natural, ni en ese efecto visual que consiguen los espacios abiertos.

* Islas, un elemento clave tan funcional como estético. Uno de los elementos característicos de las cocinas abiertas y que muchas veces se utiliza como separador ambiental son las islas. El planteamiento es un bloque de trabajo que sirve de zona auxiliar, pero también se puede destinar a la zona de agua o de cocción. Y, sobre todo, se demanda mucho que incluya un espacio en el que comer, con mesa adosada o una barra con taburetes. Como mueble que es, también se aprovecha su interior para almacenaje e incluso, si mira hacia el salón, puede tener alguna estantería donde colocar elementos decorativos que ayuden a unificar los ambientes.

* Suelos y acabados. En todas las cocinas, los revestimientos y el pavimento han de ser muy resistentes y de limpieza fácil teniendo en cuenta el tipo de sustancias que se manipulan (grasas, aceites, vino, etc.), pero a efectos prácticos muchos diseñadores recomiendan que el suelo sea el mismo en el salón y el comedor para potenciar la continuidad visual. Las opciones que ofrece el mercado son de lo más variadas:

* Suelo laminado. Es una de las opciones más sencillas de instalar. Es económico y tienen la ventaja de que aporta calidez a la estancia. Por el contra, no se recomienda en exteriores o en zonas donde la humedad es excesiva.

* Suelo vinílico. Elaborados con PVC, normalmente está recubierto con papel decorativo o tejidos que imitan diferentes acabados como piedra natural, madera, cemento, cerámica... Es una opción interesante para quien busca un suelo diferente en la zona de la cocina.

* Suelo porcelánico. Es una excelente opción para unificar toda la vivienda, ya que se trata de baldosas cerámicas, hechas con una arcilla más fina y densa que se cuece a temperaturas muy altas para darle esa dureza y resistencia que necesitan ciertas estancias de la casa como las cocinas y las zonas de paso. Además, tiene la ventaja de que cuenta con acabados muy realistas como los que imitan madera, de modo que visualmente es más cálido que las baldosas clásicas.

* Suelo de resina. Quien busque un acabado de revista, con un suelo completamente liso, continuo y sin juntas, lo puede lograr con el suelo de resina, también conocido como pavimento epoxi, un material con mucha durabilidad, impermeable y resistente.