La extensión de hielo marino de la Antártida se situó el pasado mes de marzo un 26 % por debajo de la media del periodo 1991-2020, el segundo registro más bajo en los últimos 44 años, según el sistema europeo Copernicus (el programa de observación de la Tierra de la UE que vigila nuestro planeta y su medio ambiente), que señala además que zonas del Ártico y Antártico registraron temperaturas más cálidas.

Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el mes de marzo fue "anormalmente" cálido en amplias zonas del Ártico, que registró el cuarto mes de marzo más cálido, y en la Antártida se batieron récords de temperaturas diurnas diarias.

El Mar de Ross y el Mar de Weddell fueron las zonas más afectadas por la reducción del nivel de hielo marino en la Antártida.

En el Ártico se registró un 3 % menos de media de hielo marino en el periodo 1991-2020, continuando el patrón de registros por debajo del promedio, aunque, no obstante, no fueron extremadamente bajos como los observados desde julio de 2021.

Además, según los científicos, la temperatura global de marzo de 2022 fue de 0,4 grados más alta que el periodo 1991-2020, lo que lo convierte en el quinto más cálido registrado.

Sin embargo, en Europa el mes de marzo fue 0,4 grados más frío de media, convirtiéndose en el tercero con ese registro en los últimos diez años.

Según Copernicus, Europa registró anomalías en las temperaturas entre el norte y el sur, registrándose en la primera valores anormalmente más cálidas de media y más frías de media en el sur.

El frío se extendió además por el norte de África y a lo largo de Rusia.

Afloramiento de agentes químicos

Además, científicos de la NASA se encuentran estudiando las consecuencias de los deshielos y del derretimiento del permafrost terrestre a través de una combinación de datos del aire, tierra y el espacio para obtener una imagen más detallada de cómo el cambio climático está afectando a los polos y demás regiones heladas del planeta.

El permafrost es la capa de suelo bajo la superficie de la Tierra que ha permanecido congelada ininterrumpidamente durante al menos dos años consecutivos y, en la mayoría de los casos, durante cientos o miles de años. De acuerdo con la NASA, en el interior de esta capa de hielo permanente de la Tierra, se encuentran atrapadas grandes cantidades de gases de efecto invernadero, microbios y productos químicos.

Así, los deshielos acarrearían la afloración de restos de pesticida DDT, ahora prohibido, y otros agentes químicos nocivos para el medio ambiente, según la NASA, la Agencia Espacial de EEUU.