Todavía no se ven muchas, no es habitual verlas por la calle. Como tampoco es habitual ver a gatos y humanos juntos de paseo o en la terraza de un bar.

Cierto es que, como mascotas, los gatos que viven con nosotros no tienen la misma movilidad que los perros o, incluso, que los hurones, a los que alguna vez se suele ver paseando sujetos a una correa como las de los canes. Los felinos domésticos están mucho menos acostumbrados a salir a la calle que sus colegas de piso. Al menos en las ciudades.

Hasta ahora, los mininos solo abandonaban la confortabilidad de sus dominios para ir al veterinario y a algún viaje con sus dueños. Y lo hacían en el interior de unos transportines incómodos, pesados y que se asemejaban más a una jaula que a otra cosa.

Pero eso puede cambiar en poco tiempo.

Empiezan a verse unas mochilas con el frontal trasparente, ligeras y cómodas para sus portadores y que satisfacen tanto la confortabilidad de los gatos que van en su interior como la curiosidad que pueda suscitar ver todo lo que ocurre a su alrededor desde un lugar seguro.

Comodidad y seguridad

De esta manera, moverse con ellos por la calle, viajar, ir al veterinario será más fácil, será un estímulo para estos compañeros de piso que solo veían el mundo exterior desde una ventana. Es ventana será ahora móvil.

La ligereza, la ergonomía y poder tener las manos libres son las ventajas de las que disfruta el humano. Para el gato, la primera es que es luminosa gracias a su frontal trasparente, algo muy diferente de la mayoría de los transportines tradicionales. Además puede fisgonear lo que ocurre a su alrededor desde una posición de altura, algo que le da seguridad, en lugar de hacerlo viendo pies y tobillos a ras de suelo.

También el hecho de ir pegado a su humano aporta un plus de tranquilidad. Oír su respiración y sus latidos o verle la cara ayudan (algunos modelos se pueden llevar tanto en el pecho como en la espalda). Esta cercanía tiene otra consecuencia, el balanceo es menor y mucho mas natural. Por cierto, la capacidad máxima es de 15 kilos, ya que una espalda da para lo que da. Se trata de que vayan cómodos tanto el animal como el humano. Pocos gatos superan este peso, pero ya hay quien la ha empleado para viajar con un perro.

Ya en función del nivel de lujo de la mochila, la ventilación, los acolchados, las ventanas para asomarse incrementan el confort. Algunos cuentan hasta con un pequeño ventilador para combatir el calor. Incluso las hay con un ampliación extensible a modo de tienda de campaña para poder ampliar su espacio una vez llegados al destino.

Las hay de muchas marcas y modelos, y su precio oscila entre los 30 y 100 euros, aunque de todo hay.